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Cómo vivir con la crisis climática sin convertirse en un nihilista



Fuente: Los Angeles Times -Por PETER KALMUS - @ClimateHuman. Septiembre 2019

Para desbloquear la acción colectiva, necesitamos que la gente vea el colapso del clima con la urgencia que merece, y que vea la quema de combustibles fósiles y la tala de bosques como algo socialmente inaceptable. Necesitamos mil millones de activistas del clima.



La crisis climática se ha trasladado a la vida cotidiana y puede sentirse abrumadora.


El huracán Dorian, que dejó a más de 70.000 personas sin hogar, fue un ejemplo de este colapso climático. Un océano más caliente significa tormentas más fuertes, un mar más alto significa peores inundaciones, una atmósfera más caliente significa más lluvia. El empeoramiento de los incendios forestales en California y en otros lugares, las devastadoras inundaciones en nuestro corazón agrícola, las franjas de bosques muertos en las Rocosas, el colapso mundial de los arrecifes de coral, son sólo algunos ejemplos de la larga y creciente lista de los catastróficos impactos del colapso climático.


La evidencia de que el calentamiento global causado por el hombre está alterando peligrosamente los sistemas de la Tierra es inequívoca, y ya no hace falta ser un científico para verlo. Negar esta realidad pone en riesgo miles de millones de vidas, y seguramente será condenado por la historia.


Frente a esta realidad, puede ser tentador decir: "Estamos condenados", como sugirió recientemente Jonathan Franzen. Este punto de vista proviene de una profunda idea errónea acerca de cómo es probable que se desarrolle la crisis. No pasaremos repentinamente por un punto de inflexión para llegar al apocalíptico 2° C de calentamiento global por encima de los niveles preindustriales, como Franzen afirma incorrectamente. En su lugar, el colapso climático existe en un continuo en el que cada décimo de grado de calentamiento adicional significa más muerte y sufrimiento. No importa cuán malo sea, debemos seguir haciendo todo lo posible para evitar que empeore.


Mi propia llamada de atención sobre el clima se produjo hace unos 13 años cuando, como estudiante graduado en física en Columbia, escuché una conferencia del climatólogo James Hansen. Su charla me aterrorizó incluso a través de su jerga científica, y me llevó a empezar a leer la literatura sobre el clima revisada por expertos. Por la misma época, nació mi primer hijo.


El amor por mi hijo hizo que su futuro fuera mío. Este amor se expandió para incluir toda la vida en este planeta, esta maravillosa nave espacial. Sentí la responsabilidad de hacer algo, pero no sabía qué. Me sentí confundido y en pánico.


A medida que mi conciencia crecía, pasé por etapas de dolor. Lloré por la desintegración de los ecosistemas, por la posibilidad inminente de un colapso social, por la escala de sufrimiento y muerte que esto desencadenará. Dejar entrar el dolor me permitió alcanzar la aceptación y ponerme a trabajar. Cambié de carrera de la astrofísica a la ciencia del clima - y cambié mi vida.


Me di cuenta de que alinear mis acciones con mis principios podría reducir mi pánico y la disonancia cognitiva. Reducir mis emisiones de carbono era algo concreto que podía hacer, y resultó ser interesante y divertido.


En 2010, examiné mi huella de carbono y me di cuenta de que la mayor parte de mis emisiones provenían de los vuelos y de la comida, así que me hice vegetariano, encontré formas de reducir los residuos de comida y empecé a volar menos. También empecé a andar en bicicleta y descubrí mi amor por la jardinería y el cultivo de frutas. Estos y otros cambios resultaron ser tan satisfactorios y alegres para mí que empecé a salir a la comunidad para que otros lo supieran.


Durante tres años, reduje mis emisiones a una décima parte de las de un americano medio. No siempre era fácil, y si hubiera aviones libres de carbono, probablemente volaría una vez al año o algo así. Pero en general, prefiero mi vida con menos carbono. Es más lenta y menos agitada, y más conectada a la Tierra y a mi comunidad. Pero aunque me gusta mucho más, no me hago ilusiones de que represente una solución.


En cambio, después de años de activismo, tengo muy claro que lo más importante que cualquiera de nosotros puede hacer es levantar la voz para cambiar la cultura tanto como sea posible. Necesitamos una movilización mundial masiva sobre el clima: cuanto más rápido hagamos la transición a una civilización libre de carbono, mejor. Para desbloquear la acción colectiva, necesitamos que la gente vea el colapso del clima con la urgencia que merece, y que vea la quema de combustibles fósiles y la tala de bosques como algo socialmente inaceptable. Necesitamos mil millones de activistas del clima.


Quemar menos combustible fósil en nuestras propias vidas es una forma de potenciar nuestras voces. He descubierto que dar este paso hace que mi voz sea más auténtica y me permite hablar con más libertad. Las acciones hablan más fuerte que las palabras, y el hecho de que sienta que esto es lo suficientemente urgente como para cambiar mi estilo de vida no se pierde entre mi audiencia.


Aunque creo que usar menos combustible fósiles beneficiará a cualquiera que esté preocupado por el colapso del clima (¡y esto debería ser todo el mundo!), me doy cuenta de que no es fácil. Pero hay muchas otras maneras de potenciar tu voz. He empezado a hablar sobre el cambio climático cada vez que puedo, con amigos, familiares, colegas, cajeros de supermercado y otros activistas.


Cualquiera puede hacerlo, y naturalmente te conectará con comunidades de activistas climáticos, como FridaysForFuture, Sunrise, Citizens' Climate Lobby, 350.org y Extinction Rebellion. El viernes 20 de septiembre (N.T: de 2019) , los jóvenes de todo el mundo llevarán a cabo una huelga climática global para exigir acción. Unirse a una comunidad de activistas añade tu voz poderosamente a un coro de otras voces, te ayuda a estar rápidamente informado, y te ayuda a mantenerte cuerdo mientras lidias con algunos conocimientos muy desafiantes.


A medida que adquieras más experiencia, usa tu creatividad. He estado trabajando para que la gente en el mundo académico vuele menos. Todos podemos usar nuestras habilidades e intereses únicos para mover la aguja. En este punto, también tiene sentido presentar demandas contra la industria y el gobierno. Es racional practicar la desobediencia civil no violenta. Todas estas son formas de discurso que pueden marcar la diferencia.


Para mí, ha sido un largo camino y a menudo me he sentido como una voz solitaria en el desierto. Pero mi viaje no es tan extraordinario. Lo que requiere es la voluntad de mirar a este monstruo directamente a los ojos y luego levantarse para proteger lo que amamos de este maravilloso lugar.


Hoy, a pesar de todas las sombrías noticias sobre el clima, me siento más optimista que nunca. ¡La gente se está despertando! Tal vez haya un poco de pánico, pero es una respuesta sensata y un buen lugar para empezar. Tengo la esperanza de que veremos una amplia movilización climática y una transformación de los sistemas a un ritmo y escala que no me habría atrevido a soñar ni siquiera hace un año. Juntos, estamos en camino de convertirnos en esos mil millones de activistas del clima.


Peter Kalmus es un científico del clima y autor de "Being the Change": Vivir bien y provocar una revolución climática". @ClimateHuman.


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