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El permafrost ártico se está derritiendo a niveles que no se esperaban hasta 2090



El permafrost del Artico comenzó a descongelarse más de 70 años antes de lo previsto por el IPCC, amenazando liberación de metano.




Una "serie de veranos anómalos y cálidos" ha acelerado dramáticamente las tasas de derretimiento en tres sitios a pesar de que las temperaturas medias anuales del suelo siguen siendo bajas. Como resultado, se han formado estanques y lomas.


Se había pensado que el permafrost -tierra que permanece congelada durante al menos dos años- permanecería hasta por lo menos 2090. Sin embargo, el estudio reveló que los niveles de descongelación estaban por encima de 150 a 240 por ciento por encima de los niveles históricos. Los investigadores lo calificaron de "cantidad realmente notable".



El permafrost es la capa de suelo permanentemente congelado —pero no permanentemente cubierto de hielo o nieve— de las regiones muy frías o periglaciares, como es la tundra. Durante cientos de miles de años, el permafrost del Ártico ha acumulado grandes reservas de carbono orgánico (se estima que de 1,4 a 1,85 billones de toneladas métricas). Fuente Wikipedia

La Bahía del Moho en la Isla del Príncipe Patricio fue el sitio más afectado, según el estudio, publicado en la revista Geophysical Research Letters. Allí, los niveles de deshielo del permafrost eran un 240% superiores a los niveles históricos y el suelo se hundió 90 cm durante el estudio, que duró más de 12 años, entre 2003 y 2016.


Los investigadores también registraron descongelamientos en profundidades que no se esperaban hasta por lo menos 2090, según lo que había predicho el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas.


El peligro de este descongelamiento es que se libera el carbono secuestrado en el permafrost por miles de años. De acuerdo con un estudio liderado por Merritt Turetsky, de la Universidad de Guelph (Ontario, Canadá), y publicado por la revista Nature, a medida que la temperatura aumenta, los microorganismos descomponen la materia orgánica del suelo y liberan así gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso.

En contraste con el derretimiento gradual, el carácter abrupto de este proceso actúa en tiempo acelerado sobre las reservas de carbono más profundas, lo que deriva en la liberación de metano, un gas que tiene un efecto invernadero mucho más fuerte que el dióxido de carbono.


"Estamos viendo a este gigante dormido despertarse justo frente a nuestros ojos. Está ocurriendo más rápido de lo que nadie predijo", aseguró Turetsky. Y agregó que ha podido comprobarse que, aunque la "abrupta descongelación afecta a menos del 20 % de la región del permafrost", las "emisiones de carbono de esta región relativamente pequeña tienen el potencial de duplicar la retroalimentación climática asociada".



Traducción de The Independent y RT


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