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Greta: `Algunos pueden dejar pasar las cosas. Yo no puedo"





Un día del año pasado, a la edad de 15 años, faltó a la escuela, se sentó frente al parlamento sueco y, sin darse cuenta, dio el puntapié inicial a un movimiento global


The Guardian - Por Jonathan Watt - Mar 2019



Greta Thunberg era una figura frágil y solitaria cuando inició la huelga escolar por el clima en el edificio del Parlamento sueco en agosto de 2018. Sus padres trataron de disuadirla. Los compañeros de clase se negaron a unirse. Los transeúntes expresaron compasión y desconcierto al ver, a la entonces desconocida muchacha de 15 años, sentado en los adoquines con una pancarta pintada a mano.


Ocho meses después, el panorama no podía ser más diferente. La adolescente con trenzas es celebrada en todo el mundo como un modelo de determinación, inspiración y acción positiva. Presidentes y ejecutivos de empresas hacen cola para ser criticados por ella, cara a cara. Su pancarta "skolstrejk för klimatet" (huelga escolar por el clima) ha sido traducida a docenas de idiomas. Y, lo más sorprendente de todo, la entonces solitaria es ahora cualquier cosa menos eso.


El 15 de marzo de 2019 organizó la primera huelga estudiantil global, y cuando regresó a los adoquines (como ha hecho casi todos los viernes bajo la lluvia, el sol, el hielo y la nieve), fue la figura de un vasto y creciente movimiento. La huelga climática mundial de este viernes fue una de las mayores protestas ambientales que el mundo haya visto jamás.


Hace un año, esto era inimaginable. En aquel entonces, Thunberg era dolorosamente introvertida, de constitución ligera, que se levantaba a las 6 de la mañana para prepararse para la escuela y regresaba a casa a las 3 de la tarde. "Nada estaba pasando en mi vida", recuerda. "Siempre he sido la chica de atrás que no dice nada. Pensé que no podía hacer la diferencia porque era demasiado pequeña".


Nunca fue como los otros niños. Su madre, Malena Ernman, es una de las cantantes de ópera más famosas de Suecia. Su padre, Svante Thunberg, es actor y autor (llamado así por Svante Arrhenius, el científico ganador del Premio Nobel que en 1896 calculó por primera vez cómo las emisiones de dióxido de carbono podían conducir al efecto invernadero). Greta era excepcionalmente brillante. Hace cuatro años, le diagnosticaron Asperger.


"Pienso demasiado. Algunas personas pueden dejar pasar las cosas, pero yo no puedo, especialmente si hay algo que me preocupa o me entristece. Recuerdo cuando era más joven, y en la escuela, nuestros profesores nos enseñaban películas del plástico en el océano, osos polares hambrientos, etc. Lloréba en todas las películas. Mis compañeros se preocupaban cuando veían la película, pero cuando terminaba, empezaban a pensar en otras cosas. No podía hacer eso. Esas fotos quedaban pegadas en mi cabeza."


Ella ha llegado a aceptar esto como parte de lo que es y lo ha convertido en una fuerza motivadora en lugar de una fuente de depresión paralizante, como alguna vez fue.


Alrededor de los ocho años, cuando se enteró por primera vez del cambio climático, le sorprendió que los adultos no parecieran estar tomando en serio el tema. No fue la única razón por la que se deprimió unos años después, pero fue un factor importante.


"No dejaba de pensar en ello y me preguntaba si iba a tener un futuro. Y me lo guardé para mí porque no soy de hablar mucho y eso no era saludable. Me deprimí y dejé de ir a la escuela. Cuando estaba en casa, mis padres me cuidaron y empezamos a hablar porque no teníamos nada más que hacer. Y luego les conté mis preocupaciones sobre la crisis climática y el medio ambiente. Y me sentí bien al sacármelo de encima."


"Me decían que todo iba a salir bien. Eso no ayudaba, por supuesto, pero fue bueno hablar. Y luego seguí hablando de esto todo el tiempo y mostrando a mis padres fotos, gráficos y películas, artículos e informes. Y, después de un tiempo, empezaron a escuchar lo que yo decía. Fue entonces cuando me di cuenta de que podía marcar la diferencia. Y cómo salí de esa depresión, pensé: es una pérdida de tiempo sentirme así porque puedo hacer mucho bien con mi vida. Todavía estoy tratando de hacer eso".


Sus padres fueron los conejillos de indias. Descubrió que tenía notables poderes de persuasión, y su madre dejó de volar, lo que tuvo un impacto severo en su carrera. Su padre se hizo vegetariano. Además de sentirse aliviados por la transformación de su antes tranquila y taciturna hija, dicen que fueron persuadidos por su razonamiento. "Con el paso de los años, me quedé sin argumentos", dice su padre. "Seguía mostrándonos documentales, y leíamos libros juntos. Antes de eso, no tenía ni idea. Creí que habíamos resuelto el problema del clima", dice. "Ella nos cambió y ahora está cambiando a muchas otras personas. No había ningún indicio de esto en su infancia. Es increíble. Es increíble. Si esto puede pasar, cualquier cosa puede pasar".


La huelga climática fue inspirada por estudiantes de la escuela Parkland en Florida, quienes abandonaron las clases en protesta contra las leyes de tenencia de armas de los Estados Unidos que permitieron la masacre. Greta formaba parte de un grupo que quería hacer algo similar para crear conciencia sobre el cambio climático, pero no podían ponerse de acuerdo sobre qué. El verano pasado, después de una ola de calor sin precedentes en el norte de Europa y de incendios forestales que asolaron franjas de tierra sueca hasta el Ártico, Thunberg decidió ir sola. El primer día fue el 20 de agosto de 2018.


"Pinté el letrero en un pedazo de madera y, para los volantes, escribí algunos datos que pensé que todo el mundo debería saber. Y luego llevé mi bicicleta al parlamento y me senté allí", recuerda. "El primer día, me senté sola de 8.30 a 15.00 horas, un día de escuela regular. Y luego, al segundo día, la gente empezó a unirse a mí. Después de eso, había gente allí todo el tiempo".


Ella mantuvo su promesa de hacer huelga todos los días hasta las elecciones nacionales suecas. Después, aceptó hacer un discurso ante miles de personas en un mitin de la Marcha Popular por el Clima. Sus padres eran reacios. Sabiendo que Thunberg había sido tan reticente a hablar que le habían diagnosticado mutismo selectivo, trataron de disuadirla. Pero la adolescente estaba decidida. "En algunos casos en los que soy realmente apasionada, no cambio de opinión", dice. A pesar de las preocupaciones de su familia, pronunció el discurso en un inglés casi perfecto, e invitó a la multitud a filmarla en sus teléfonos móviles y a difundir el mensaje a través de los medios de comunicación social. "Lloré", dice su orgulloso padre.


Las personas con mutismo selectivo tienen tendencia a preocuparse más que otras. Desde entonces, Thunberg lo ha convertido en un arma en reuniones con líderes políticos y con empresarios multimillonarios en Davos. "No quiero que tengas esperanzas. Quiero que entres en pánico. Quiero que sientas el miedo que siento todos los días. Y luego quiero que actúes", les dijo.


Esos discursos confrontativos, sin pelos en la lengua le han salido bien. Muchos políticos alaban su franqueza. A cambio, ella escucha sus afirmaciones de que unas políticas climáticas más fuertes no son realistas a menos que el público haga de este asunto una prioridad. No está convencida. "Todavía no están haciendo nada. Así que no sé por qué nos apoyan porque los estamos criticando. Es un poco raro". También se ha estado quejando y criticando a los líderes de Estados Unidos, Reino Unido y Australia que ignoran a los huelguistas o los amonestan por faltar a clases. "Están tratando desesperadamente de cambiar de tema cada vez que se producen huelgas en las escuelas. Saben que no pueden ganar esta pelea porque no han hecho nada".


Este tipo de conversaciones directas ha encontrado una amplia audiencia entre la gente harta de promesas vacías y ansiosa por encontrar a un líder climático dispuesto a todo. El ascenso de Thunberg coincide con una creciente preocupación científica. Una serie de informes recientes han advertido que los océanos se están calentando y que los polos se están derritiendo más rápido de lo esperado. El año pasado, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas explicó los peligros de superar los 1,5ºC de calentamiento global. Para tener alguna posibilidad de evitar ese resultado, dijo, las emisiones deben disminuir rápidamente para el año 2030. Esto requerirá mucha más presión sobre los políticos, y nadie ha demostrado ser más eficaz en este sentido en los últimos ocho meses, que Thunberg.


La chica que una vez se precipitaba en la desesperación es ahora un faro de esperanza. Una vez tras otra, veteranos activistas y científicos canosos la han descrito como la mejor noticia para el movimiento climático en décadas. Ha sido elogiada en la ONU, se reunió con el presidente francés, Emmanuel Macron, compartió el podio con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y ha sido respaldada por la canciller alemana, Angela Merkel.


No, no tengo más esperanza que cuando empecé. Las emisiones están aumentando

Usted puede pensar que esto pondría el peso del mundo sobre los hombros de la niña de 16 años, pero ella afirma que no siente ninguna presión. Si "la gente está tan desesperada por tener esperanza", dice, no es su responsabilidad ni la de los demás huelguistas.


"No me importa si lo que estoy haciendo -lo que estamos haciendo- es esperanzador. Tenemos que hacerlo de todos modos. Aunque ya no haya esperanza y todo sea inútil, debemos hacer lo que podamos".


En este sentido, su familia ve su Asperger como una bendición. Ella es alguien que elimina las distracciones sociales y se enfoca con una claridad en blanco y negro en los temas. "No hay nada que quiera cambiar en mí", dice. "Es lo que soy. Si yo hubiera sido como los demás y hubiera sido sociable, habría intentado crear una organización. Pero no podía hacer eso. No soy muy buena con la gente, así que hice algo yo mismo".


Aunque tiene poco tiempo para charlar, se siente satisfecha de hablar sobre el cambio climático ante una gran audiencia. Independientemente del tamaño de la multitud, ella dice que no se siente ni un poquito nerviosa.


Parece incapaz de la disonancia cognitiva que permite a otras personas lamentar lo que está sucediendo con el clima en un minuto, luego comerse un bife, comprar un auto o volar para un descanso de fin de semana al siguiente. Aunque Thunberg cree que la acción política es mucho más importante que los cambios individuales en los hábitos de consumo, vive sus valores. Es vegana y sólo viaja al extranjero en tren.


En el mejor de los casos, esta agudeza puede cortar el nudo gordiano del debate sobre el clima. También puede doler. No hay garantías o esperanzas cómodas en su discurso, sólo una franqueza constante. Cuando le preguntamos si se ha vuelto más optimista porque el tema del clima ha subido en la agenda política y los políticos en los EE.UU. y Europa están considerando nuevos acuerdos verdes que podrían acelerar la transición a la energía renovable, su respuesta es brutalmente honesta. "No, no tengo más esperanza que cuando empecé. Las emisiones están aumentando y eso es lo único que importa. Creo que ese debe ser nuestro objetivo. No podemos hablar de otra cosa."


Algunas personas consideran esto una amenaza. Un puñado de lobistas, políticos y periodistas han argumentado que Thunberg no es lo que parece; que fue impulsada por grupos ecologistas e intereses empresariales sostenibles. Dicen que la empresaria que primero tweeteó sobre la huelga climática, Ingmar Rentzhog, usó el nombre de Thunberg para recaudar inversiones para su empresa, pero su padre dice que la conexión fue exagerada. Greta, dice, inició la huelga antes de que nadie en la familia hubiera oído hablar de Rentzhog. Tan pronto como se enteró de que había utilizado su nombre sin su permiso, cortó todos los vínculos con la empresa, y desde entonces ha prometido no asociarse nunca con intereses comerciales. Su familia dice que nunca le han pagado por sus actividades. En una entrevista reciente, Rentzhog defendió sus acciones, negó haber explotado a Greta y dijo que el cambio climático, y no el lucro, era su motivo.


En las redes de comunicación social, ha habido otros ataques burdos a la reputación y apariencia de Thunberg. Ya familiarizada con la intimidación en la escuela, parece tranquila. "Cuando empecé, esperaba que si esto se iba a convertir en algo grande, entonces habría mucho odio", dice. "Es una señal positiva. Creo que debe ser porque nos ven como una amenaza. Eso significa que algo ha cambiado en el debate, y estamos marcando la diferencia".


Tiene la intención de hacer huelga fuera del Parlamento todos los viernes hasta que las políticas del Gobierno sueco estén en consonancia con el acuerdo de París sobre el clima. Esto ha llevado a lo que ella llama "contrastes extraños": equilibrar sus deberes de matemáticas con su lucha por salvar el planeta; escuchar atentamente a los profesores y denunciar la inmadurez de los líderes mundiales; sopesar la amenaza existencial del cambio climático junto con la agonizante elección de qué materias estudiar en la escuela secundaria.


Puede ser agotador. Se levanta a las 6 de la mañana para prepararse para la escuela. Las entrevistas y los discursos escritos pueden dejarla trabajando de 12 a 15 horas al día. "Por supuesto, se necesita mucha energía. No tengo mucho tiempo libre. Pero sigo recordándome por qué estoy haciendo esto, y luego trato de hacer todo lo que puedo". Hasta ahora, esto no parece haber afectado su rendimiento académico. Se mantiene al día con sus tareas y está entre las cinco primeras de su clase, según su padre.


Y ahora que está luchando por el clima, ya no está sola, ya no está en silencio, ya no está tan deprimida. Está demasiado ocupada tratando de marcar la diferencia. Y disfrutando.


Tiene la intención de hacer huelga fuera del Parlamento todos los viernes hasta que las políticas del Gobierno sueco estén en consonancia con el acuerdo de París sobre el clima. Esto ha llevado a lo que ella llama "contrastes extraños": equilibrar sus deberes de matemáticas con su lucha por salvar el planeta; escuchar atentamente a los profesores y denunciar la inmadurez de los líderes mundiales; sopesar la amenaza existencial del cambio climático junto con la agonizante elección de qué materias estudiar en la escuela secundaria.


Puede ser agotador. Se levanta a las 6 de la mañana para prepararse para la escuela. Las entrevistas y los discursos escritos pueden dejarla trabajando de 12 a 15 horas al día. "Por supuesto, se necesita mucha energía. No tengo mucho tiempo libre. Pero sigo recordándome por qué estoy haciendo esto, y luego trato de hacer todo lo que puedo". Hasta ahora, esto no parece haber afectado su rendimiento académico. Se mantiene al día con sus tareas y está entre las cinco primeras de su clase, según su padre.


Y ahora que está activa en el clima, ya no está sola, ya no está en silencio, ya no está tan deprimida. Está demasiado ocupada tratando de marcar la diferencia. Y disfrutando.




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