Fuente: IPCC, septiembre 2019
El informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU, señala que, en el mejor de los casos, el nivel del mar subirá 0.61 metros para el año 2100, lo que significa que más de 322.000 km2 de costa (una superficie más grande que la Provincia de Buenos Aires) se hundirán bajo las olas. Es decir las casas de la gente, la infraestructura de apoyo y todas las playas en las que has estado. Pero los científicos dicen que el mundo aún tiene tiempo para evitar consecuencias aún más graves.
El cambio climático ya está teniendo efectos sobre los océanos y las regiones heladas que abarcan el 80 por ciento de la Tierra, y el daño futuro de la subida del mar y el derretimiento de los glaciares es ahora casi seguro, según un nuevo informe de las Naciones Unidas.
Dados los actuales niveles de emisiones de co2, son esencialmente inevitables una serie de efectos graves, según el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Mayor frecuencia de episodios de subidas de nivel del mar extremo.
Se incrementará la frecuencia de los episodios de nivel del mar extremo que tienen lugar, por ejemplo, durante las mareas altas y las tormentas intensas. Los datos indican que, con cada grado de calentamiento adicional, aquellos fenómenos que en el pasado se producían una vez cada 100 años tendrán periodicidad anual a mediados de siglo en muchas regiones, agravando los riesgos a los que están expuestas muchas islas pequeñas y ciudades costeras de baja altitud.
Si no se destinan grandes inversiones a fines de adaptación, estarían expuestas a riesgos de inundación cada vez mayores, según se explica en el informe. Así pues, es probable que algunas naciones insulares dejen de ser habitables a causa de los cambios en los océanos y la criosfera provocados por el clima, según el informe, pero sigue siendo sumamente difícil evaluar los umbrales de habitabilidad.
Si las emisiones continúan aumentando, el nivel mundial del mar podría aumentar en más de un metro para finales de este siglo, alrededor de un 12% o más que lo estimado en 2013. El derretimiento de los glaciares podría dañar el suministro de agua, y el calentamiento de los océanos podría arruinar las pesquerías marinas.
"Como resultado del exceso de gases de efecto invernadero en la atmósfera, el océano es hoy más alto, más cálido, más ácido, menos productivo y contiene menos oxígeno", dijo Jane Lubchenco, ex administradora de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). "La conclusión es ineludible: Los efectos del cambio climático en los océanos están muy avanzados. A menos que tomemos medidas muy serias muy pronto, estos impactos empeorarán, mucho, mucho más".
Los glaciares y los mantos de hielo de las regiones polares y de montaña pierden masa, y ello contribuye no solo a la aceleración de la subida del nivel del mar, sino también a la expansión de las aguas cálidas en los océanos. Durante el siglo XX, la elevación del nivel del mar a escala mundial ha sido de unos 15cm, pero el ritmo actual se ha más que duplicado (3,6 mm anuales) y no deja de acelerarse, según se evidencia en el informe.
El nivel del mar seguirá subiendo durante siglos. De aquí a 2100 podría llegar a registrar una elevación de entre aproximadamente 30 y 60 cm incluso aunque se logre una reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero y el calentamiento global se mantenga muy por debajo de 2°C. Sin embargo, si las emisiones siguen aumentando con fuerza, la subidadel nivel de las aguas podría ser del orden de 60 a 110 cm.“
En los últimos decenios, el nivel del mar ha subido cada vez más rápido a causa de las crecientes aportaciones de agua de los mantos de hielo de Groenlandia y la Antártida, sin olvidar otros factores, como el agua procedente del deshielo de los glaciares y la expansión térmica del agua debida al aumento de su temperatura”, apuntó Valérie Masson-Delmotte, copresidenta del Grupo de Trabajo I del IPCC.“
En esta nueva evaluación también se ha revisado al alza la contribución prevista del manto de hielo de la Antártida a la elevación del nivel del mar de aquí a 2100 en un contexto de altas emisiones de gases de efecto invernadero”, dijo. “El amplio abanico de proyecciones sobre el nivel que alcanzará el mar en 2100 y en adelante depende de la reacción de los mantos de hielo al calentamiento, en especial en la Antártida, y esa es una cuestión todavía sujeta a importantes incertidumbres”.
Cambios en los ecosistemas oceánicos
En el informe se constata que el calentamiento de los océanos y los cambios en su química ya ocasionan alteraciones en especies de todos los niveles de la trama alimentaria oceánica, y ello repercute en los ecosistemas marinos y las personas que dependen de ellos. Hasta la fecha, los océanos han absorbido más del 90% del exceso de calor del sistema climático. De aquí a 2100, absorberán entre dos y cuatro veces más calor que en el período comprendido entre 1970 y el momento actual si el calentamiento global se limita a 2°C, pero si las emisiones son más elevadas, la absorción será entre cinco y siete veces mayor. El calentamiento de los océanos reduce la mezcla entre capas de agua y, como consecuencia, el suministro de oxígeno y nutrientes para la vida marina.
La frecuencia de las olas de calor marinas se ha duplicado desde 1982 y su intensidad no deja de crecer. Las proyecciones apuntan a un incremento adicional en su frecuencia, duración, extensión e intensidad. Con un calentamiento de 2°C, su frecuencia será 20 veces mayor en comparación con los niveles preindustriales, pero si las emisiones siguen aumentando con fuerza, su frecuencia será 50 veces mayor.
Desde el decenio de 1980, los océanos han absorbido entre el 20y el 30% de las emisiones de dióxido de carbono antropógenas, y ello ha causado su acidificación. Una incorporación continuada de carbono a los océanos de aquí a 2100 exacerbará el aumento de acidez de sus aguas. La acidificación y el calentamiento de los océanos, la pérdida de oxígeno y los cambios en el suministro de nutrientes ya afectan a la distribución y la abundancia de la vida marina en las zonas costeras, en alta mar y en el fondo marino. Los cambios en la distribución de las poblaciones de peces han reducido el potencial de capturas a nivel mundial. En el futuro, disminuirá todavía más en algunas regiones, en particular en los océanos tropicales, pero aumentará en otras, como por ejemplo en el Ártico. Las comunidades que dependen en gran medida de los productos alimentarios marinos pueden verse confrontadas con riesgos para la salud nutricional y la seguridad alimentaria de sus integrantes
Pérdida de hielo marino en el Ártico y deshielo del permafrost
En el Ártico, los valores mensuales de extensión del hielo marino disminuyen para todos los meses del año, y su espesor no deja de menguar. La estabilización del calentamiento global en 1,5°C con respecto a los niveles preindustriales supondría que el hielo desaparecería del océano Ártico en septiembre —el mes con menor extensión de hielo—solo una vez cada 100 años. Sin embargo, con un calentamiento global de 2°C, esa circunstancia podría llegar a producirse cada tres años.
El permafrost — suelo congelado durante muchos años—es objeto de calentamiento y deshielo, y las proyecciones apuntan a un deshielo generalizado de ese tipo de terreno durante el siglo XXI. Incluso aunque el calentamiento global se limite a valores muy inferiores a 2°C, aproximadamente el 25% del permafrost situado cerca de la superficie (3-4 metros de profundidad) se habrá deshelado de aquí a 2100. Si las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando con fuerza, cabe la posibilidad de que se pierda cerca del 70% del permafrost que se encuentra cerca de la superficie. Asimismo, el permafrost de las regiones ártica y boreal almacena grandes cantidades de metano, prácticamente el doble de carbono que el contenido en la atmósfera, y su deshielo podría incrementar notablemente la concentración de gases de efecto invernadero enla atmósfera. Resulta difícil saber si ya se está produciendo una liberación neta de metano a causa del actual deshielo del permafrost ártico. En el futuro, un mayor crecimiento de la vegetación puede potenciar la capacidad de almacenamiento de carbono del suelo y compensar la liberación de ese elemento debida al deshielo del permafrost, pero no en un grado suficiente para la magnitud de los grandes cambios que pueden producirse a largo plazo. Los incendios forestales alteran los ecosistemas en la mayoría de las regiones boreales y de tundra, así como también en las zonas de montaña.
Conclusiones
En el informe se llega a la conclusión de que una reducción marcada de las emisiones de gases de efecto invernadero, la protección y la restauración de los ecosistemas, y una gestión cuidadosa del uso de los recursos naturales permitiría preservar los océanos y la criosfera como fuente de oportunidades que ayuden a adaptarse a los cambios futuros, limiten los riesgos para los medios de subsistencia y proporcionen múltiples beneficios adicionales al conjunto de la sociedad.
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