Fuente: Moscow Times - 22 de noviembre de 2021
Rusia está perdiendo cada año una mayor cantidad de su costa ártica a medida que el cambio climático acelera los procesos naturales de erosión, un fenómeno que podría catalizar nuevos desastres ecológicos, han advertido los científicos.
Cada año se hunde en el mar una extensión de costa del tamaño del centro de Moscú, según declaró el viernes Stanislav Ogorodov, científico jefe de geoecología de la Universidad Estatal de Moscú (MGU), al periódico estatal Rossiyskaya Gazeta.
Aunque la abrasión térmica -la combinación de energía mecánica y térmica del océano Ártico erosiona las costas marinas- es un proceso natural, el calentamiento global lo ha hecho mucho más intenso, según afirma un equipo de científicos de la MGU en un nuevo estudio.
Los investigadores crearon una base de datos que muestra que las diferentes regiones del Ártico ruso están perdiendo terreno a diferentes velocidades. Según el estudio, la abrasión térmica erosiona ahora la línea de costa a una media de 1 a 3 metros por año y lo hace a una velocidad de 5 a 7 metros por año en algunos lugares. En los lugares en los que la costa está cubierta en su mayor parte por hielo, como en la república de Sajá, en el este de Siberia, hasta 10 metros de costa pueden caer al mar al año, dijo Ogorodov.
Esta pérdida de tierras costeras puede dañar las infraestructuras humanas y supone una gran amenaza para los ecosistemas locales, advirtió Ogorodov.
La costa rusa del Ártico ha albergado millones de barriles de combustible y productos químicos desde la época soviética, y éstos podrían verterse al océano si se ubican en una parte inestable de la tierra. Además, Rusia está planeando varios proyectos nuevos de petróleo y gas a lo largo de la costa ártica, que serían vulnerables a los daños y al colapso, contaminando los ecosistemas y provocando grandes pérdidas económicas.
Los científicos de la MGU concluyeron que los productores de petróleo y gas y las autoridades regionales deben vigilar de cerca sus infraestructuras más expuestas a la abrasión térmica y evaluar minuciosamente la estabilidad de los posibles lugares de construcción a lo largo de la costa.
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Otra amenaza para las infraestructuras del Ártico ruso es el deshielo del permafrost, el suelo permanentemente congelado que cubre el 65% del territorio ruso.
Se prevé que el deshielo del permafrost costará a la economía rusa 67.000 millones de dólares al año de aquí a 2050. Este año, el Presidente Vladimir Putin ordenó a su gobierno crear un sólido sistema de vigilancia del permafrost y desarrollar una estrategia para contrarrestar este proceso.
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