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Amitav Ghosh: "El cambio climático es como la muerte, nadie quiere hablar de él"



Fuente: The Guardian - Por Kavitha Rao - septiembre 2016

El nuevo libro del autor sobre el cambio climático cuestiona por qué las artes han guardado silencio sobre el tema.


En su intervención en un festival literario en Bután, el novelista indio Amitav Ghosh predijo recientemente que las regiones del Himalaya, sin culpa alguna, se enfrentarán a una catástrofe a medida que el cambio climático se imponga. Tan escalofriante fue Ghosh que el periódico local informó -sólo medio en broma- que un público perturbado tuvo que ser calmado por una charla posterior de monjes budistas.


Ghosh, más conocido por sus novelas históricas, ha viajado por todo el mundo hablando de su nuevo libro, The Great Derangement: El cambio climático y lo impensable, nacido de una serie de conferencias en la Universidad de Chicago. Uno de sus temas centrales es que los escritores, artistas y cineastas, incluido él mismo, han ignorado en gran medida el cambio climático - "el gran desvarío" del título- simplemente porque parece demasiado inverosímil y aterrador.


Pero, ¿realmente cambia algo que los autores escriban sobre el cambio climático? "Marcar la diferencia no es la cuestión; la cuestión es examinar el significado de las artes. Si creemos que las artes están destinadas a mirar hacia adelante, a abrir puertas, entonces ¿cómo es que este enorme tema de nuestro tiempo está ausente de las artes? Es como la muerte, nadie quiere hablar de ella", dijo Ghosh.


Es profundamente crítico con la economía global dependiente del carbono, y cree que hay que volver a los métodos tradicionales de agricultura. Habla de la actual sequía en el oeste de la India, causada en parte por el cambio a cultivos que requieren mucha agua, lo que ha hecho que miles de agricultores emigren a las ciudades.


"Los deseos de la gente en todas partes tienen que ver ahora con el carbono. Ese agricultor de la India, que antes sabía cultivar cosechas resistentes a la sequía, como el mijo y la cebada, está mejor equipado para afrontar el cambio climático que tu habitante de la ciudad que come arroz. Mientras tanto, tú y yo estaremos muertos en el agua".


El libro traza los caminos hacia el desarrollo tomados por India, China y Occidente. Ghosh es partidario de la justicia climática -que examina las responsabilidades históricas de las naciones en el cambio climático- y tiene muy claro que India y China merecen reparaciones por haber elegido caminos más sostenibles: India, por haber optado durante años por un espartano modelo de desarrollo gandhiano; China, por haber elegido la política del hijo único, aun a costa de infligir grandes sufrimientos. Mientras tanto, Occidente perseguía una economía consumista e intensiva en carbono, sin obstáculos. También es mordaz con el acuerdo climático de París, que califica de "tibio" en su enfoque de la justicia climática, y que deja a las naciones pobres dependientes de la caridad de las naciones más ricas.


Pero también critica la postura actual de India sobre el cambio climático: se niega a comprometer el crecimiento hasta que se hagan reparaciones climáticas. En cambio, cree que India debe hacer ambas cosas. "Está bastante claro desde el acuerdo de París que la justicia climática no se va a producir. Tenemos que mantener viva esa cuestión, trabajar por ella, pero también trabajar para evitar una catástrofe. Cuando llegue la gran ola, ¿vas a decir, oye no me lleves, soy indio?".


En el libro, Ghosh predice sombríamente una "política del bote salvavidas armado" en la que los pobres del sur global serán abandonados a su suerte mientras los ricos siguen indemnes. Sin embargo, también se pregunta si los pobres pueden ser más resistentes.


"En 2003, la ola de calor europea causó 46.000 muertes", reflexiona. "Cuando se va la luz en Nueva York, hay una ola de crímenes. Cuando se va la luz en India, varias veces al día, nadie se da cuenta. Es muy posible que la clase media sea la más afectada, y que los realmente pobres y ricos sobrevivan".


Preocupantemente, Ghosh tiene pocas soluciones que ofrecer. En el libro, espera que las figuras religiosas se impliquen en el cambio climático, ya que los gobiernos han fracasado. "No estoy seguro de que haya soluciones. El problema es de tal envergadura que nos empequeñece", afirma.



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