Fuente: Tandofline - Febrero 2020
Autores: Kevin Anderson, John Broderick, Isaac Stoddard
"Un factor de dos: cómo los planes de mitigación de las naciones "progresistas en materia de clima" están muy lejos de cumplir con las normas de París"
Por ejemplo el Reino Unido y Suecia, considerados líderes en la materia, proponen tasas de mitigación anuales del 5% aprox, mientras que este análisis sugiere, que deben alcanzar reducciones de un mínimo del 10% y el 12% anual respectivamente y el tiempo para lograr un sistema energético totalmente descarbonizado se adelanta a 2035-40.
RESUMEN
El Acuerdo de París establece un pacto internacional para reducir las emisiones en consonancia con el mantenimiento del aumento de la temperatura "muy por debajo de 2°C ... y para perseguir ... 1,5°C." Los estudios de modelización mundial han concluido repetidamente que esos compromisos pueden cumplirse mediante ajustes tecnocráticos en la sociedad contemporánea, principalmente mecanismos de precios que impulsen el cambio técnico. Sin embargo, a medida que las emisiones han seguido aumentando, estos modelos han llegado a depender cada vez más del amplio despliegue de tecnologías de emisiones negativas altamente especulativas (NET- Negative Emissions Technologies). Es decir tecnologías que no existen en la actualidad.
Además, al determinar los desafíos de mitigación para las naciones industrializadas, se presta escasa atención al lenguaje y el espíritu de equidad consagrados en el Acuerdo de París. Si, en cambio, el programa de mitigación de estas naciones se determinara sin depender de las tecnologías de reducción de las emisiones a escala planetaria (que reiteramos, no existen aún a esta escala) y teniendo verdaderamente en cuenta la equidad y las "responsabilidades comunes pero diferenciadas y las capacidades respectivas", las tasas de mitigación necesarias aumentan considerablemente.
Esto es evidente incluso si se considera al Reino Unido y a Suecia, dos naciones que están a la vanguardia de la elaboración de una legislación "progresiva" sobre el cambio climático y que tienen claras trayectorias de emisión y/o presupuestos cuantitativos de carbono. En ambos casos, los presupuestos de carbono en que sustentan la política de mitigación se reducen a la mitad, la tasa de mitigación inmediata se aumenta a más del 10% anual, y el tiempo para lograr un sistema energético totalmente descarbonizado se adelanta a 2035-40.
Un programa de mitigación tan difícil implica cambios profundos en muchas facetas de las economías industrializadas. Esta conclusión no se deriva de la ideología política, sino que es una consecuencia directa de las obligaciones de la comunidad internacional en virtud del Acuerdo de París y del pequeño y rápidamente decreciente presupuesto mundial de carbono.
Principales ideas de política
Sin la creencia en que sea posible el despliegue exitoso de tecnologías de emisiones negativas a escala planetaria, se requieren tasas anuales de mitigación de dos dígitos para los países desarrollados, a partir de 2020, si quieren alinear sus políticas con los compromisos de temperatura y los principios de equidad del Acuerdo de París.
Los presupuestos de carbono de los países desarrollados que se ajustan a lo dispuesto en París implican la descarbonización total de la energía para 2035-40, lo que exige una escala de cambio en la infraestructura física que recuerda al Plan Marshall posterior a la Segunda Guerra Mundial. Esto pone en primer plano cuestiones relativas a los valores, la medición de la prosperidad y la desigualdad socioeconómica.
El carácter exigente del cumplimento de las trayectorias acordadas en París limita gravemente la posibilidad de un comercio intersectorial de derechos de emisión. En consecuencia, la aviación, como todos los sectores, tendrá que identificar políticas para reducir las emisiones a cero, directamente o mediante el uso de combustibles con cero emisiones de carbono.
Sintetizando los compromisos de temperatura de París con su contexto precautorio y su lenguaje en torno a la equidad, apunta a un programa de mitigación que va mucho más allá de todo lo que aún pueden aceptar los principales responsables de las políticas. Esto es particularmente evidente cuando se consideran las dos naciones "progresistas en materia de clima". Tanto el Reino Unido como Suecia cuentan con marcos legislativos importantes para informar sus programas de mitigación. Ambos también han establecido "comités sobre el cambio climático" para asesorar sobre los plazos, la escala, los obstáculos y las oportunidades para cumplir los compromisos de sus respectivos gobiernos. A pesar de ello, las ambiciones de mitigación de incluso estas naciones son menos de la mitad de lo que es el mínimo absoluto necesario para cumplir con el Acuerdo de París. El Reino Unido y Suecia proponen tasas de mitigación anuales del 5% aprox, mientras que este análisis sugiere, respectivamente, un mínimo del 10% y el 12% anual.
En resumen, la mayoría de los escenarios de emisiones de alto nivel transfieren una proporción significativa de la carga de la mitigación a las generaciones futuras. Si se elimina esta transferencia temporal, las trayectorias que cumplen con las normas de París exigen un aumento inmediato de la mitigación a tasas muy poco discutidas. Incluso dentro de las naciones más "progresistas en materia de clima", el Acuerdo de París requiere un aumento inmediato de sus tasas de mitigación propuestas en un factor de dos a más del 10% anual, logrando la descarbonización total en todos los sectores para 2035-40. El logro de una mitigación tan rápida y profunda implica cambios profundos en muchas facetas de la sociedad industrial contemporánea. Pero si no se adoptan medidas adecuadas, se producirán cada vez más impactos climáticos devastadores, que se impondrán inicialmente a las sociedades pobres y vulnerables al clima, pero que en última instancia afectarán a toda la comunidad internacional y a los ecosistemas naturales.