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Desigualdad de emisiones: existe un abismo entre ricos y pobres a nivel mundial



Culpando a poblaciones enteras no vamos a solucionar el problema climático. Hay que identificar quiénes son los que consumen y tienen el poder corporativo que incentiva ese consumo y produce las emisiones (que generalmente son los mismos).



Las medidas ambientales y las soluciones al cambio climático suelen están enmarcadas como programas de austeridad: para reducir "nuestro" impacto "nosotros" necesitamos consumir menos: comer menos carne, caminar y no conducir, volar menos, comprar menos "fast fashion" o moda rápida, etc.


Desde calculadoras personales de la huella de carbono hasta artículos que describen cuántas Tierras necesitamos para sostener el consumo del ciudadano medio del Reino Unido, Europa o los Estados Unidos, el consumo se identifica como el problema. Reduce el consumo, argumentan, y resuelve el cambio climático. Pero, ¿es "nuestro" consumo realmente el problema? ¿Quiénes son "nosotros"?


Consumo globalmente desigual


Este punto ya se ha planteado antes, pero vale la pena repetirlo. La mayor parte de la población mundial produce muy poco en forma de emisiones de carbono o de impactos ambientales más amplios.


Podemos entender mejor este punto si nos fijamos en las emisiones de carbono importadas, es decir, en las emisiones procedentes de la producción de bienes y servicios en países como China, que luego se consumen en los países ricos del norte del mundo. Si incluimos las emisiones importadas, las emisiones totales del Reino Unido sólo han disminuido marginalmente desde 1990.



Cuando nos acercamos a las emisiones de carbono de esta manera, está claro que el problema no es la sobrepoblación o China, sino la gente más rica de la tierra. Después de todo, ser rico, especialmente ultra rico, significa ser directamente responsable, ya sea a través del consumo o del control que les da el poder, de la mayoría de las emisiones de carbono del mundo. Por ejemplo, la organización benéfica Oxfam ha descubierto que el 10% más rico de la población produce la mitad de las emisiones de carbono del mundo, mientras que la mitad más pobre sólo contribuye con el 10%.



¿Quién es el 10% más rico? La cifra no se refiere a las naciones, sino a las personas, es decir, a los 770 millones de personas que constituyen la décima parte más rica de la población mundial. La disparidad es aún más sorprendente cuando observamos las diferencias entre el 50% de los ultra ricos y el 50% de los más pobres a nivel mundial, donde un individuo ultra rico típico produce 35 veces las emisiones de carbono de alguien en la mitad inferior, y 175 veces la cantidad de alguien en el 10% más pobre. Esta cohorte de ultraconsumidores no está repartida uniformemente por todo el mundo. Alrededor del 40% vive en los EE.UU., alrededor del 20% en la UE y el 10% en China.


Centrarse en el 10% más rico es una forma útil de ver las cosas, ya que las emisiones de carbono no sólo son desiguales a nivel mundial, sino que también lo son dentro de las fronteras nacionales.



El detalle clave aquí es la enorme disparidad en la mayoría de los países ricos entre las emisiones de los hogares ricos y las de los pobres. Tanto en los Estados Unidos como en el Reino Unido, el 10% más rico produce al menos cinco veces las emisiones del 50% más pobre. Y esto es sólo sus emisiones de consumo (y no incluye las emisiones producidas por las personas que trabajan para ellos -sus limpiadores, conductores, etc.-, lo que aumentaría aún más sus impactos).


Podríamos hacer más graves aún estas cifras observando el desequilibrio entre los géneros, donde los hombres tienden a producir más emisiones de carbono que las mujeres, o la desigualdad racial que se extiende incluso a las emisiones, donde los blancos producen más que los demás.


Pero eso no es todo. Aunque es relativamente sencillo explicar la gran disparidad inicial -ser rico después de todo se trata de tener más dinero, más cosas, superyates y casas más grandes-, esto no explica la totalidad de la disparidad. Ser rico te da más influencia política. Significa financiar partidos y campañas políticas, tener acceso a legisladores y grupos de presión. Y significa control sobre las grandes corporaciones y, por lo tanto, poder sobre las empresas e industrias que producen la mayor parte de las emisiones de carbono.


¿Un problema de elección?

El problema con las historias de sobreconsumo no es sólo que el consumo está lejos de ser parejo - el problema es que el consumo a menudo se lo pone como una cuestión de elección.


La porción de dinero que nos sobra después de pagar por todo lo que necesitamos aumenta cuanto más rico se vuelve uno. A la mayoría de la gente, no le queda mucho una vez que ha pagado por las cosas que necesita. Y si luego, ademas de calcular las necesidades básicas, incluimos los consumos que suelen llamarse "discrecionales", pero que en realidad no son nada de eso -como los teléfonos móviles, por ejemplo-, entonces la mayoría de la gente realmente no "elige" consumir de manera significativa. Más que esto, las elecciones de lo que consumimos está determinado en gran medida por las grandes empresas transnacionales, que a menudo están controladas por las mismas personas ultra ricas cuyo consumo es el problema de manera desproporcionada.


Dado que el problema es abrumador, me atrevería a decirlo, los hombres blancos ricos, no nos hacemos ningún favor a nosotros mismos culpando a poblaciones enteras, ya sea a la humanidad, a los estadounidenses o incluso a todo el norte global. Pensar de esta manera dificulta la identificación de la fuente real del problema y la formulación de soluciones al mismo. Es decir, en lugar de firmar para otra llamada de lunes sin carne y renunciar a la carne, estaríamos mejor "comiendo a los ricos".



Calculadoras de huellas de carbono:


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