La cosecha de cereales de Somalia en 2019 es la más pobre que ha visto el país desde 2011, cuando la hambruna puso a prueba los ya escasos recursos, según anunció la ONU, culpando a la crisis climática.
Fuente: ONU - Septiembre 2019
El retraso de las lluvias para los cultivos, durante lo que se conoce como la temporada alta o "Gu" (abril-junio), y los lechos resecos de los ríos, han producido niveles de cosecha hasta un 70 por ciento por debajo de la media en algunas partes, según el último informe de la FAO, en el que se vislumbra un grave riesgo de hambruna para más de dos millones de personas que se encuentran en una situación desesperada de necesidad.
"En ausencia de asistencia humanitaria, hasta 2,1 millones de personas en toda Somalia se enfrentan a una grave situación de hambre hasta diciembre", advirtió la ONU, citando la conclusión del informe Post-Gu de 2019, según la cual el número total de somalíes que se espera que padezcan inseguridad alimentaria ascendería a 6,3 millones para finales de año.
Clima errático y vulnerabilidad generalizada
El problema se remonta a 2018, cuando las pobres lluvias de octubre a diciembre precedieron a una dura estación seca a principios de este año. Las lluvias impredecibles, seguidas de sequías en abril y principios de mayo, provocaron un importante déficit en la producción agrícola y ganadera en julio, que representa alrededor del 60 por ciento de la producción total de cereales de Somalia, según el análisis más reciente de la FAO en el país.
Estas "perturbaciones climáticas", dijo la ONU, "junto con la pobreza y la vulnerabilidad generalizadas, son factores clave que han atrapado a millones de somalíes en una situación de hambre y malnutrición graves".
Se estima que alrededor de 2,2 millones de personas padecen una grave inseguridad alimentaria y se encuentran en las fases 3 y 4 sobre 5 de la Clasificación Integrada de Fases (CIP) . La fase 3 denota situaciones de "crisis" con una malnutrición aguda elevada o superior a la habitual, y la fase 4 indica niveles "de emergencia" de malnutrición aguda y altas tasas de mortalidad.
La cifra es más de un 40 por ciento superior a las estimaciones de población en situación de inseguridad alimentaria de la FAO desde principios de este año, con unos 2,6 millones de personas desplazadas internamente, que viven en asentamientos improvisados fuera de las zonas urbanas y se enfrentan al hambre. "Si no se amplían las intervenciones", declaró la ONU, "se calcula que un millón de niños y niñas sufrirán desnutrición aguda durante el próximo año, entre ellos 180.000 que probablemente padecerán desnutrición grave".
Aunque las crisis climáticas exacerban las necesidades, "no tienen por qué conducir a una catástrofe a gran escala", dijo el Ministro de Asuntos Humanitarios y Gestión de Desastres del Gobierno de Somalia, Hamza Said Hamza.
"Debemos seguir trabajando de manera colectiva para fortalecer la capacidad de Somalia de resistir estos choques climáticos y encontrar soluciones duraderas".
Se prevén lluvias torrenciales, pero es necesario reforzar el plan de respuesta
Las predicciones de precipitaciones indican una probabilidad del 45 al 55 por ciento de precipitaciones superiores a la media para la próxima temporada agrícola de "Deyr", de octubre a diciembre, según informó la ONU; lo que significa una temporada más húmeda que "será crucial para evitar un deterioro de la situación de la seguridad alimentaria en Somalia".
La comunidad humanitaria y el Gobierno de Somalia pusieron en marcha conjuntamente un plan de respuesta a la sequía para el período comprendido entre junio y diciembre de 2019; sin embargo, los 487 millones de dólares recibidos hasta la fecha satisfacen menos de la mitad de las necesidades.
El Coordinador de Asuntos Humanitarios en funciones del país, George Conway, instó a los donantes a aportar recursos adicionales y a dar una respuesta más colectiva, diciendo que "los organizaciones humanitarias están dispuestos a responder, pero no pueden hacerlo sin recursos suficientes".
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