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¡A cambiar la forma de ver y de hablar de los insectos!



Fuente: The Conversation y Shelf Awareness - Por Amy Brady-

Entrevista a Anne Sverdrup-Thygeson


La profesora Anne Sverdrup-Thygeson es una académica/autora noruega que ha convertido en la misión de su vida cambiar la opinión y la aversión de la gente sobre los insectos, lo que incluye su reciente libro "Terra Insecta".


Los insectos no son sólo la población más numerosa, sino que son criaturas muy exitosas. Llevan mucho tiempo sobre la Tierra, no necesitan mucho espacio para vivir… y hay algunos muy avanzados. Piense, por ejemplo, en las larvas que se convierten en crisálidas y acaban por transformarse en una bella mariposa adulta. “Todo esto es tan fascinante… Hay tantas sorpresas esperándonos allí, en el reino de los insectos… Tenemos todavía tantas cosas por las que sorprendernos y por dejarnos maravillar…”.


Insectos al rescate de los humanos

Además, los insectos pueden ayudar al ser humano de diversas maneras. No hay más que observar y ser conscientes de algunos de sus comportamientos y relaciones con el medio: desde las sustancias químicas que el organismo de las hormigas crea para protegerse a sí mismas y a sus hermanas, a modo de antibióticos, hasta los sistemas de refrigeración natural de los que disponen los nidos de las termitas, que han servido al ser humano de inspiración, por ejemplo, para la construcción de edificios con una mejor regulación energética.


Uno de los argumentos en los que confía Sverdrup-Thugeson para convencer al ser humano de que es necesario revertir los cambios que estamos originando en la naturaleza es la estrecha conexión que existe entre ambos. Al ser conscientes de ella y de los servicios que nos proporciona, la gente puede empezar a comprenderlo.

Sin ir más lejos, pensemos en los medicamentos. ¿Qué sucedería si hubiéramos hecho que las especies que nos sirven para elaborar determinados fármacos se hubieran extinguido? Que nunca habríamos tenido acceso a ellos.


Como profesor de la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida, es probable que participe en todo tipo de debates reflexivos e interesantes sobre el mundo natural. ¿Qué le atrajo del tema de los insectos?


Siempre he sentido curiosidad por la naturaleza. Cuando era niña, solía pasar mucho tiempo al aire libre con mi familia. Salíamos de excursión, hacíamos fogatas, dormíamos en una cueva de nieve, recogíamos bayas o setas en otoño. Mi abuelo me enseñó los nombres de las flores y los cantos de los pájaros. No me interesaban especialmente los insectos; todos los detalles y conexiones fascinantes de este mágico rompecabezas de la naturaleza me atraían.


Cuando comencé mis estudios, empecé en humanidades, con estudios de historia. Después me pasé a la biología, pero no son tan diferentes como se podría pensar. Ambas miran las conexiones entre los detalles y el panorama general.


Me sigue gustando estar al aire libre, maravillarme con los intrincados detalles que conectan a la naturaleza y a los humanos en una red de vida común. Los insectos son una parte importante de esta red: constituyen más de la mitad de las especies conocidas en la Tierra. La vida tal como la conocemos depende de estas pequeñas criaturas. No hay nada más interesante que eso.


Una revelación alucinante de su libro tiene que ver con las abejas. Pueden distinguir los rostros humanos.


Sí, resulta que los insectos, especialmente los sociales, son capaces de hacer cosas que creíamos imposibles para organismos con un cerebro del tamaño de una semilla de sésamo, cosas como que las abejas melíferas distingan entre rostros humanos. Es dudoso que las abejas se relacionen con lo que realmente están viendo. Probablemente creen que las caras son flores muy divertidas, con las zonas más oscuras de los ojos y la boca representando patrones reconocibles en los "pétalos". Pero lo más sorprendente es que las abejas pueden recordar una cara con la que se han familiarizado durante al menos dos días.


Su libro profundiza en las complejas relaciones que mantienen los insectos con su entorno natural. Un caso interesante es el de la rana venenosa dorada de Colombia. ¿Qué tienen que ver los insectos con esta rana?


En la selva sudamericana vive una rana venenosa cuyo nombre latino es Phyllobates terribilis. Su veneno es uno de los venenos nerviosos más potentes conocidos por la humanidad. Una rana contiene suficiente veneno para matar a 10 hombres adultos.


Esta pequeña rana, no más grande que una ciruela, solía ser bastante común en la selva tropical en algunas partes de Colombia. Los lugareños acariciaban cuidadosamente sus flechas a lo largo del lomo de la rana para asegurarse de que sus puntas de flecha fueran lo suficientemente venenosas como para matar cualquier cosa que pudieran encontrar.


La industria farmacéutica se enteró de esta impactante sensación de veneno amarillo en la selva tropical. Las primeras pruebas indicaron que el veneno era un analgésico increíblemente eficaz cuando se administraba en dosis muy pequeñas. Es más, como afecta al transporte de sodio a través de las membranas celulares, también podría ser importante para nuestra comprensión de numerosas enfermedades, incluida la esclerosis múltiple.


Se sacaron algunos ejemplares de la selva para examinarlos más de cerca, pero cuando la captura llegó al laboratorio, ¡la rana ya no era venenosa! Resulta que su veneno proviene de la dieta de la rana de una especie específica de escarabajos florales de alas blandas. La rana perdió su veneno cuando ya no pudo comer los escarabajos, que se encontraban en su hábitat forestal natural.


Lamentablemente, debido a la tala de la selva tropical, la rana está a punto de extinguirse. Pronto, las ranas y la oportunidad de seguir investigando los principios activos que producen podrían perderse para siempre.


Su libro también deja clara la importancia de los insectos para la vida humana. A grandes rasgos, ¿por qué necesitamos a los insectos para sobrevivir?


En resumen, ayudan a las plantas a sembrar, son conserjes que limpian nuestro mundo y crean suelo y sirven de alimento a otros animales. También son importantes como depredadores y parásitos que mantienen a raya a otras especies.


Varios estudios recientes sugieren que las poblaciones de insectos están disminuyendo drásticamente. En su libro, sugiere que algunas poblaciones han disminuido en un 75%. ¿Cuál es la causa de este fuerte descenso y qué puede significar para la humanidad?


Sí, la cifra del 75% de caída de la biomasa de insectos voladores procede de un estudio de 60 pequeñas reservas naturales alemanas, que abarca aproximadamente 30 años. El artículo que lo explicaba tuvo mucha repercusión. Después, el año pasado, tras la publicación de mi libro en Noruega, otro artículo sobre el declive de los insectos llegó a los titulares, esta vez centrado en la selva tropical de Puerto Rico. Estos estudios y otros fueron revisados en un documento que se publicó a principios de 2019, en el que se analizaban los factores detrás del declive. La conclusión del documento es que el principal culpable es nuestro uso intensivo de la tierra: la pérdida de hábitat y la conversión a la agricultura intensiva y la urbanización. El uso de pesticidas, las especies introducidas y el cambio climático son otros factores que tienen efectos negativos.


Soy consciente de que las causas de la extinción de los insectos son tan sistémicas que ninguna persona por sí sola puede marcar la diferencia. Pero si pudiera pedir a los lectores que hicieran -o dejaran de hacer- una sola cosa para ayudar a proteger a los insectos, ¿qué nos pediría?


Si tengo que mencionar sólo una cosa, sería cambiar la forma de hablar de los insectos. Creo en el conocimiento, la charla positiva y el entusiasmo. Animaría a la gente a tener curiosidad por los insectos, a tomarse el tiempo de mirar y aprender. Creo que es importante enseñar a los niños todas las cosas extrañas y útiles que hacen los insectos y, en general, hablar bien de ellos. Y si puedo añadir una segunda cosa: si tienes un jardín, puedes convertirlo en un lugar mejor para los insectos convirtiendo parte de tu césped en una pradera rica en flores o en un hábitat tipo pradera. Cultiva plantas autóctonas y asegúrate de evitar los pesticidas. -

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