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Cuando vestir algo nuevo ya no es un marcador cultural o económico

Actualizado: 25 mar 2020



Cuando las marcas se decantan por la ropa de segunda mano: ahora, comprar nuevo te hace sentir como si estuvieras contaminando


Fuente Le Monde - Por Valentin Pérez y L´Express - Por  Géraldine Dormoy y ONU

Frente al éxito del sitio Vinted y de la moda vintage, en Francia el pret-a-porter contrataca. Tiendas como Petit Bateau, Weston, Camaïeu o Cyrillus ahora ofrecen sus propias colecciones de segunda mano.


Nuevo y viejo en la misma tienda: a partir del 14 de enero, los clientes del fabricante francés de zapatos J.M. Weston que pasen por sus tiendas parisinas (avenue des Champs-Elysées y rue Saint-Honoré) o por las tiendas de Tokio podrán elegir. En medio de los mocasines y zapatillas nuevas, se ofrecerán sus equivalentes de época, ya usados y reparados. "Lanzar una oferta de reventa dentro de la casa fue algo natural, dice Olivier Saillard, director artístico de la marca desde 2017. Por un lado, siempre hemos ofrecido reparar los zapatos de nuestros clientes, a un ritmo de 10.000 pares por año. Y en segundo lugar, había notado en Japón, en tiendas chic con una cuidada y aguda selección, que a menudo había un par de zapatos vintage Weston aquí y allá. »


Desde octubre, los clientes fieles han devuelto sus antiguos modelos a cambio de un bono (de 100 euros para los mocasines 180 a 700 euros para un par de zapatos de cocodrilo) y la fábrica les ha dado una nueva vida. "Encontramos viejos pares con extremos redondos o cuadrados que mimamos en nuestros talleres, o personalizados: hice algunas de las perforaciones, a veces añadí grandes pompones", explica Olivier Saillard. Productos listos para su segunda vida, ahora vendidos a mitad de precio.


J.M. Weston está sucumbiendo a una tendencia que está sacudiendo el mundo de la moda: la forma en que las marcas están adoptando los servicios de segunda mano. Históricamente, sin embargo, "la moda es una industria reconocida por inventar la obsolescencia programada estética. Y siempre ha puesto la novedad, que debería permitir a la gente mantener su estilo, en la vanguardia de la respuesta a esta obsolescencia", recuerda el sociólogo Frédéric Godart, profesor del Instituto Europeo de Administración de Empresas (Insead).


Pero ahora los tiempos dictan una forma diferente. Ahora, comprar nuevo te hace sentir como si estuvieras contaminando. En línea, Vinted y otros sitios de reventa de ropa están teniendo mucho éxito, mientras que el vintage está obteniendo sus cartas de nobleza.


"En menos de diez años, el consumo de ropa de segunda mano superará al de la moda rápida (Fast Fashion)", afirma Katell Pouliquen, redactora jefe de la revista ELLE y coautora con Nathalie Dolivo del libro Rétro-cool, una oda al vintage publicado el pasado mes de noviembre. Esta previsión, tomada de un estudio de ThredUp, una de las mayores plataformas americanas de reventa de piezas de segunda mano, no es la única que anuncia el auge .


Según el Instituto Francés de la Moda, el mercado de la confección, en constante declive desde hace diez años (-2,9% en 2018), beneficiará al mercado de segunda mano, que estima en mil millones de euros en 2018. Aún así, según el IFM, en el mismo año, un tercio de los consumidores afirma haber comprado ropa de segunda mano por Internet.



Que esta tendencia se afirme y llegue a liderar el mercado es de vital importancia, porque de acuerdo con la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo. Los datos de la UNCTAD indican que el rubro del vestido utiliza cada año 93.000 millones de metros cúbicos de agua, un volumen suficiente para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas, y que también cada año se tiran al mar medio millón de toneladas de microfibra, lo que equivale a 3 millones de barriles de petróleo.


Además, la industria de la moda produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos, con las consecuencias que ello tiene en el cambio climático y el calentamiento global.


El modelo dominante en el sector es el de la “moda rápida”, que ofrece a los consumidores cambios constantes de colecciones a bajos precios y alienta a comprar y desechar ropa frecuentemente. Como consecuencia, la producción de prendas de vestir se duplicó en el periodo de 2000 a 2014. Muchos expertos, incluidos los especialistas de la ONU, consideran que esta tendencia es responsable de una amplia gama de efectos negativos en el ámbito social, económico y ambiental, y subrayan la importancia de garantizar que la ropa se fabrique de la manera más sostenible y ética posible.


 

Impacto ambiental de la industria de la moda:

  • Se requieren 7500 litros de agua para producir unos jeans

  • El sector del vestido usa 93.000 millones de metros cúbicos de agua cada año, una cantidad suficiente para que sobrevivan 5 millones de personas

  • La industria de la moda es responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global

  • La producción de ropa y calzado produce el 8% de los gases de efecto invernadero

  • Cada segundo se entierra o quema una cantidad de textiles equivalente a un camión de basura

  • La producción de ropa se duplicó entre 2000 y 2014.

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