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Ir a Marte nos enseñará por qué la Tierra es nuestro mejor - y probablemente único - hogar

Fuente: Medium.com - Autor: Alex Steffen - octubre de 2016.


El mayor regalo de la exploración de Marte puede ser una nueva forma de ver la Tierra.


Cuando la misión Apolo 11 llevó a los humanos a la Luna, por primera vez, su descubrimiento más sorprendente fue un nuevo punto de vista. De pie sobre el polvo lunar, los astronautas tomaron las primeras fotos del "punto azul pálido" que es la Tierra.



Esa diminuta esfera de vida en medio de la inmensidad fue aleccionadora y transformadora. En lugar de lanzar una era de exploración y expansión galáctica, ir a la Luna nos ayudó a ver que en el Espacio todo está muy lejos y casi sin vida.


Creo que la llegada de los humanos a Marte tendrá un efecto paralelo, pero más profundo: no será el comienzo del "segundo planeta de la humanidad", sino la revelación impactante de que no podemos separarnos significativamente de nuestro planeta. Somos la biosfera; vivimos dentro de la Tierra, no sobre ella ni fuera de ella; todo lo que somos y tenemos forma parte de un vasto sistema... un sistema que aún no comprendemos del todo, y mucho menos somos capaces de replicar en otro lugar.



Lo que no encontraremos en Marte es el amanecer de una nueva era en la que la naturaleza hace lo que le decimos y el sistema solar se ajusta a nuestros deseos. Por el contrario, creo que lo que encontraremos en Marte es una profunda visión de los límites de nuestro planeta y su significado para el futuro de la humanidad.


El Planeta Rojo (con su entorno ferozmente hostil y su total indiferencia por la vida humana) nos enseñará que no vivimos en la Era del Hombre, sino que vivimos en el momento del reconocimiento humano de la interdependencia, un momento en el que nos damos cuenta de que añadir entropía al mundo no es dominar, y que no hay un final exitoso para la humanidad que implique la destrucción del planeta en el que vivimos.


No hemos conquistado la naturaleza. Somos pequeños en las escalas físicas y temporales de nuestro planeta. Ni siquiera podemos revertir el cambio climático que hemos puesto en marcha. Ser capaces de terraformar con éxito otro mundo está milenios fuera de nuestro alcance, si es que es posible.


Ir a Marte (si es que vamos) no terminará en un triunfo, sino en una nueva humildad y un despertar al verdadero significado de nuestra crisis planetaria.


Ir a Marte puede ser lo que finalmente nos convenza de que ya estamos en casa.



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