Por Eckhart Tolle -2020
La vida se desarrolla entre las polaridades del orden y el caos. Es importante en este momento reconocer estos dos opuestos fundamentales, sin los cuales el mundo ni siquiera podría ser. Otra palabra para el desorden es "adversidad". Cuando se vuelve más extrema, podríamos llamarla "caos".
Preferiríamos, por supuesto, tener orden en nuestras vidas, lo que significa que las cosas vayan bien. Nos gustaría una armonía relativa en nuestras vidas. Sin embargo, eso muy a menudo se ve empañado por la erupción de alguna forma de desorden. Y, normalmente, nos resentimos por ello, nos enfadamos, nos desanimamos o nos entristecemos.
El desorden viene en muchas, muchas formas, grandes y pequeñas. Cuando el desorden llega, generalmente crea una especie de estragos en nuestras vidas, acompañado de fuertes creencias subyacentes. "Hay algo muy malo, esto no debería estar sucediendo, tal vez Dios está en contra mía", y así sucesivamente. De nuevo, necesitamos entender que el desorden, o la adversidad, es inevitable y es una parte esencial de un orden superior.
Desde una perspectiva más elevada, un nivel más alto, la existencia de orden y desorden, u orden y caos, es una parte necesaria de la evolución de la vida.
Muchas personas han descubierto que experimentan una profundización, o un sentido más profundo de sí mismas o del ser, inmediatamente después y como resultado de haber soportado un período de desorden o caos. Esto se llama a veces "la noche oscura del alma", un término del cristianismo medieval utilizado para describir el colapso mental que muchos místicos experimentaron antes de despertar espiritualmente. Hubo una erupción de desorden, de destrucción. Entonces, de eso, surgió una comprensión más profunda.
Y aunque eso puede ser muy doloroso, lo extraño es que es precisamente allí donde muchos humanos experimentan una trascendencia. Un hecho extraño es que casi nunca sucede que la gente despierte espiritualmente mientras está en su zona de confort. O que se vuelvan más profundos como seres humanos, lo que sería un despertar parcial. Casi nunca sucede. El lugar donde ocurre el cambio evolutivo, o el salto evolutivo, suele ser la experiencia de desorden en la vida de una persona.
Así que su vida se mueve entre el orden y el desorden. Existen ambos, y ambos son necesarios. No hay garantía de que cuando el desorden estalle esto traerá un despertar o una profundización, pero siempre existe la posibilidad. Es una oportunidad, pero a menudo, se pierde.
Así que aquí estamos en este momento, y nuestra misión es la misma: alinearnos con el momento presente, con lo que sea que esté pasando aquí y ahora. El trastorno que estamos experimentando en el momento actual probablemente no será el último trastorno que vendrá a nivel colectivo. Sin embargo, es una oportunidad, porque aunque este es un momento para los trastornos, también es un momento para el despertar. Los dos van juntos. Al igual que en una vida individual, necesitas la adversidad para despertar. Es una oportunidad pero no una garantía. Así que lo que parece trágico y desagradable en un nivel convencional está perfectamente bien y como debería ser en un nivel superior, sino no estaría sucediendo. Todo es parte del despertar de los seres humanos y del despertar planetario.