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Las rosas y la basura INTERSON



Por Thich Nhat Hanh - Extracto del libro "Hacia la paz interior"


Corrupto o inmaculado, puro o sucio son conceptos que están incorporados en nuestras mentes.


Una rosa es pura, basta con que la cortemos y la pongamos en un florero. Huele tan bien, es tan lozana… La basura es justo lo contrario. Apesta y está compuesta de cosas podridas.


Sin embargo, las cosas solo son de ese modo si las contemplamos con superficialidad. Si profundizamos, observaremos que en apenas cinco a seis días, la rosa se convertirá en basura. Pero no nos hace falta esperar tantos días para saberlo. Si la miramos bien, intensamente, lo veremos ahora mismo. Y si contemplamos la basura, veremos que dentro de unos meses su contenido se transformará en espléndidos vegetales, puede que incluso en una rosa.


Sé un buen jardinero y verás la rosa en la basura y la basura en la rosa. Las rosas y la basura interson. Sin rosas no habría basura, y sin basura no tendríamos rosas.


Necesitamos muchísimo a los demás. Las rosas y la basura son iguales. La basura es tan preciosa como la rosa. Analizando los conceptos de corrupto e inmaculado regresamos a la noción del interser.


En Manila hay muchas prostitutas jóvenes, algunas apenas tienen catorce o quince años. Se les ve muy desgraciadas. No les gusta ser prostitutas, pero nacen en el seno de familias pobres y se marchan a la ciudad a buscar trabajo como vendedoras ambulantes, para poder mandarles algo de dinero a los suyos. Desgraciadamente, ocurre lo mismo en Ciudad Ho-Chi-Minh, en Vietnam, Nueva York o en París. Transcurridas algunas semanas en la ciudad, esas jovencitas vulnerables se dejan convencer por algún tipo listo, para que trabajen para él y así ganar casi cien veces más de lo que sacarían haciendo de vendedoras ambulantes. Y como son jóvenes e inexpertas consienten en convertirse en prostitutas. A partir de ese momento deben cargar con la sensación de que son impuras, corruptas, y eso las hace sufrir. Cuando ven a las otras chicas que van bien vestidas y son de buena familia, sienten que la autoconmiseración y la corrupción crece en ellas, y eso se convierte en su infierno. Sin embargo, si pudieran contemplarse a sí mismas y al conjunto de la situación, verían que ellas son como son porque los demás son como son. ¿Cómo puede una chica «de buena familia» sentirse orgullosa de serlo? La prostituta se ve obligada a vivir como tal, a consecuencia del estilo de vida de su «buena familia». Ninguno de nosotros tiene las manos limpias. Ninguno está en condiciones de afirmar que la responsabilidad no es suya. La chica de Manila es como es porque nosotros somos como somos. A través de la vida de esa prostituta podemos ver la vida de las «no-prostitutas». Y contemplando a las no-prostitutas y su estilo de vida, veremos a las prostitutas. Todas las cosas nos ayudan a crear a las demás.


Analicemos ahora la riqueza y la pobreza. La sociedad de la abundancia y la sociedad de las privaciones interson. La riqueza de una sociedad depende de la pobreza de la otra. «Eso es como es porque aquello es como es.» La riqueza está hecha de elementos de no-riqueza y la pobreza de elementos de no-pobreza. Ocurre exactamente lo mismo que con la página. Debemos procurar no quedar encerrados en los conceptos. Lo cierto es que todo contiene todo lo demás. No podemos simplemente ser, solo podemos interser. Somos responsables de todo lo que ocurre a nuestro alrededor. La jovencita de Manila solo podrá liberarse de su sufrimiento si la contemplamos con los ojos del interser. Será entonces cuando comprenderá que está soportando el peso del mundo entero. ¿Qué más podemos ofrecerle? Mirando al fondo de nosotros mismos, la veremos a ella y nos ocuparemos de su dolor y del dolor del mundo entero. Entonces podremos empezar a ser una ayuda real

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