Editorial del New York Times - Bill Gates y otros advierten que el aumento de los impuestos llevaría a un menor crecimiento. Es al revés.
Fuente: New York Times - Noviembre 2019
Cuando Bill Gates fundó Microsoft en 1975, la tasa impositiva marginal superior sobre la renta personal era del 70%, las tasas impositivas sobre los beneficios y los ingresos de las empresas eran significativamente más altos que en la actualidad, y el impuesto sobre el patrimonio era un gravamen mucho más alto. Nada de eso disuadió al Sr. Gates de dedicarse a su negocio, ni desanimó a sus inversionistas.
Sin embargo, es de los últimos multimillonarios en advertir que el plan de la senadora Elizabeth Warren de aumentar los impuestos sobre los ricos sería malo no sólo para los ricos sino también para el resto de Estados Unidos.
El Sr. Gates, cofundador de Microsoft, sugirió el miércoles que un gran aumento de impuestos resultaría en un menor crecimiento económico. "Creo que si se aumentan demasiado se arriesga la formación de capital, la innovación, los EE.UU. como el lugar deseable para hacer empresas innovadoras - creo que se arriesga eso", dijo.
Otros multimillonarios preocupados han señalado el mismo punto con menos finura. El multimillonario inversionista Leon Cooperman fue francamente crudo cuando declaró que la Sra. Warren estaba arruinando el Sueño Americano. Jamie Dimon, el director ejecutivo de JPMorgan Chase, se quejó en la CNBC de que Warren "usa algunas palabras bastante duras" sobre los ricos. Y añadió: "Algunos dirían que denigra a las personas exitosas".
Aclaremos algunas cosas.
Los estadounidenses más ricos están pagando una parte mucho menor de sus ingresos en impuestos que hace medio siglo. En 1961, los estadounidenses con los ingresos más altos pagaban un promedio de 51.5% de ese ingreso en impuestos federales, estatales y locales. Medio siglo después, en 2011, los estadounidenses con los ingresos más altos pagaban sólo 33,2% de sus ingresos en impuestos, según un estudio de Thomas Piketty, Emmanuel Saez y Gabriel Zucman publicado el año pasado. Aún no se dispone de datos de los últimos años, pero es probable que la presión fiscal sea relativamente similar.
El gobierno, a su vez, necesita mucho más dinero. Décadas de recortes tributarios han dejado al gobierno profundamente endeudado: La Tesorería está a punto de obtener préstamos por más de 1 billón de dólares durante el año fiscal en curso para cumplir sus obligaciones. El gobierno necesitará aún más dinero para inversiones críticas en infraestructura, educación y una red de seguridad social.
Esto no es una aprobación de las especificidades del plan de impuestos de la Sra. Warren. Hay mucho espacio para debatir respecto a cuánto dinero necesita el gobierno y cuál es la mejor manera de recaudar ese dinero. Las propuestas específicas de la Sra. Warren y uno de sus rivales, el senador Bernie Sanders, de imponer un nuevo impuesto sobre la riqueza son innovaciones que requieren una cuidadosa consideración.
Pero una parte necesaria de la solución es recolectar más de los estadounidenses que más tienen.
Y hay poca evidencia que justifique la preocupación del Sr. Gates de que los aumentos de impuestos de la magnitud propuesta por la Sra. Warren y otros candidatos a la nominación presidencial demócrata desalentarían significativamente la innovación, la inversión o el crecimiento económico.
Los datos disponibles indican claramente que los impuestos ejercen una influencia menor en la innovación. Los expertos tienen una comprensión imperfecta de lo que impulsa la innovación, pero los impuestos no tienen el mismo peso que otros factores como la educación, la investigación y un sistema legal consistente.
El Congreso ha reducido los impuestos tres veces en las últimas cuatro décadas, cada vez con el propósito declarado de estimular la innovación, la inversión y el crecimiento. Todas esas veces, los supuestos beneficios no se materializaron. El presidente Trump inició el experimento más reciente en 2017. El Fondo Monetario Internacional concluyó en un informe reciente que no había funcionado.
Además, si bien las tasas impositivas más altas pudieran pesar modestamente contra la innovación y la inversión, ese cálculo es incompleto. Ignora la cuestión de qué hace el gobierno con el dinero adicional. También ignora la posibilidad de que el aumento de los impuestos pueda dar lugar a una mayor innovación.
Un estudio de los titulares de patentes estadounidenses encontró que los innovadores tienden a provenir de familias adineradas, a crecer en comunidades de innovadores y a recibir educación de alta calidad en matemáticas y ciencias. El Sr. Gates, uno de los empresarios más exitosos de la historia de Estados Unidos, encaja en el perfil: Creció en una familia acomodada y recibió la mejor educación que el dinero podía comprar.
La implicación de ese estudio, y de la investigación relacionada, es que la inversión pública, financiada por los impuestos, podría dar a más niños el tipo de ventajas de las que disfruta el joven Sr. Gates.
No hay duda de que es teóricamente posible elevar los impuestos a alturas prohibitivas: Si una persona tuviera que pagar el 100% del siguiente dólar que ganara, probablemente no lo haría
Pero las alarmas están fuera de toda proporción con el plan de la Sra. Warren. Al describir sus preocupaciones el miércoles, el Sr. Gates sugirió en un momento dado que se le podría pedir que pagara 100.000 millones de dólares.
La campaña de Warren calcula que bajo el plan de la Sra. Warren, el Sr. Gates tendría que pagar 6.379.000 millones de dólares en impuestos el próximo año. Notablemente, eso es menos de lo que el Sr. Gates ganó con sus inversiones el año pasado. Incluso bajo el plan de la Sra. Warren, hay muchas posibilidades de que el Sr. Gates se haga más rico.
A su favor, el Sr. Gates ha dicho que cree que los ricos deberían pagar impuestos más altos. Pero así no es como se comportó el miércoles. Puede demostrar que se toma en serio las subidas de impuestos dejando de lado la hipérbole y participando en un debate basado en principios y hechos sobre los detalles.