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Sin importar qué coche uses, sus neumáticos están llevando a los orangutanes a la extinción

Fuente: The Independent - Autor: Donnachadh McCarthy - Febrero 25 de 2021.


Los bosques de Sumatra están siendo arrasados para ser sustituidos por vastas plantaciones de caucho y aceite de palma


Quizá no sepas que los neumáticos de tu nuevo todo-terreno eléctrico podrían estar acercando a los orangutanes a la extinción. O que las ruedas de tu coche diésel están aumentando los microplásticos en nuestros océanos. Es posible que desconozcas los efectos potencialmente nocivos de los microplásticos de los neumáticos en el desarrollo de los pulmones de los niños.


Lamentablemente, tanto si tu último coche es eléctrico como si funciona con combustibles fósiles, sus neumáticos están causando un triple efecto: arrasan los bosques tropicales, contaminan los océanos y dañan los pulmones de los seres humanos. Esto se debe a que los propios neumáticos son una compleja mezcla de caucho natural y sintético, y una serie de aditivos químicos. El contenido de caucho natural oscila entre el 15 y el 30%, y la fabricación de neumáticos consume aproximadamente el 70% de la producción mundial de caucho natural.


La explosión de la población humana, el consumismo y la industria automovilística mundial hacen que consumamos unos 2.840 millones de neumáticos nuevos cada año. El caucho natural procede del árbol del caucho (hevea brasiliensis). Crece bien en climas tropicales y la mayor parte de la producción procede del sudeste asiático.


Las plantaciones de caucho, que producen la asombrosa cifra de 13,6 millones de toneladas de caucho al año, cubren una superficie estimada de 12 millones de hectáreas, seis veces el tamaño de Gales (casi tanto como la superficie de la provincia argentina de Santa Fe). En 2015, un informe de la Universidad de East Anglia predijo que el crecimiento de la demanda de caucho en solo una década requeriría la tala de una superficie de tierra y selva tropical cuatro veces mayor que la de Gales.


Las preciosas selvas tropicales de Camboya, Tailandia, Myanmar, Indonesia y el Congo se están perdiendo cada vez más, amenazando algunas de las poblaciones de mamíferos más ricas que quedan en la tierra, y la deforestación, con un 10%, es una de las principales causas de la destrucción del clima, según la ONU. En Sumatra, esta deforestación amenaza con la extinción del orangután de Sumatra.



En 1900, había 85.000 orangutanes de Sumatra repartidos por la isla, con una población humana de 3.200.000 personas. Pero ahora hay menos de 15.000 orangutanes y una población de 58.000.000 de humanos.


La mayor amenaza para los orangutanes es la pérdida de hábitat. Los bosques de Sumatra están siendo arrasados para ser sustituidos por vastas plantaciones de caucho y aceite de palma al servicio de los mercados mundiales de materias primas, para obtener ingresos que permitan mantener a la población humana en enorme expansión.


Los orangutanes son uno de nuestros primos más cercanos, ya que comparten el 97% del ADN del homo-sapiens. Son frugívoros y viven casi toda su vida en los árboles. Las hembras sólo dan a luz una vez cada ocho o nueve años, y las crías no llegan a la edad adulta hasta los 16 años.


Cada hembra que se pierde a causa de los cazadores furtivos o los incendios forestales amenaza la supervivencia de esta especie en peligro crítico. Nunca he tenido el privilegio de conocer a un orangután, pero cada vez que he visto a uno mirar a una cámara, me conmueve profundamente la forma en que exuda una antigua sabiduría forestal. No es de extrañar que la palabra malaya orangután signifique "persona del bosque". La idea de que dentro de unas décadas podamos perderlos a todos me rompe el corazón.


Entonces, ¿por qué no sustituimos el caucho natural por el sintético? Los neumáticos ya contienen algo de caucho sintético y una serie de otras sustancias químicas. Entre ellas, ftalatos, sulfamidas, tiazoles, ditiocarbamatos, fenilendiaminas y metales pesados.


Pero éstos también dañan el mundo natural y la salud humana. Cuando los neumáticos se desgastan, las partes resultantes no desaparecen simplemente. Algunas partículas de los neumáticos son arrastradas por el aire, y ya sabemos que la contaminación atmosférica es un importante riesgo medioambiental para la salud.


Pero la mayor parte de estas piezas vuelven a depositarse en la superficie de la carretera, donde son arrastradas por la lluvia hasta los desagües y, por tanto, hasta nuestros ríos y océanos; incluso se ha descubierto que constituyen alrededor del 10% de todos los microplásticos tóxicos de nuestros océanos.


Los científicos han descubierto cómo estos microplásticos ascienden por la cadena alimentaria y acaban concentrándose en la carne de los peces más grandes, por lo que entran en la dieta humana. Un equipo que trabaja en Washington descubrió que un único aditivo químico para neumáticos que acababa en sus ríos estaba causando la muerte generalizada de sus salmones.


¿Qué podemos hacer? La acción individual más poderosa que podemos llevar a cabo es crear un estilo de vida tan libre de coches como podamos. Sencillamente, no podemos permitirnos duplicar el parque automovilístico mundial de aquí a 2050, al pasar a utilizar más vehículos eléctricos. La cantidad de caucho natural que se produce anualmente se ha duplicado desde el año 2000.


Volver a duplicarlo garantizaría la eliminación de los preciosos restos de selva tropical que quedan en las regiones productoras de caucho y, con ellos, los últimos hábitats de los orangutanes. WWF ha estado trabajando con algunos fabricantes de neumáticos para convencerles de que adopten una norma de caucho de deforestación cero.


Lo que puedes hacer en casa es enviar un correo electrónico a los fabricantes de tu coche y de tus neumáticos, e insistir en que cambien al caucho natural 100% libre de deforestación. Mejor aún, el uso de neumáticos recauchutados podría reducir hasta cuatro veces el número de neumáticos nuevos. Pero, como casi siempre ocurre con el consumo ético, el neumático más ecológico es el que no se compra...



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