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Tres cosas que debemos hacer ahora para estabilizar el planeta



Fuente: The Conversation - 12 de agosto de 2021 -

Autores

  • David King: Fundador y presidente del Centro para la Reparación del Clima en Cambridge, Universidad de Cambridge

  • Jane Lichtenstein: Asociada, Centro para la Reparación del Clima en Cambridge, Universidad de Cambridge


Aclaración de Climaterra: parte de la propuesta de los autores de éste artículo comprende soluciones de geoingeniería muy cuestionadas por la comunidad científica y del activismo climático.


"Ningún lugar es seguro". Mientras el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) advertía en un reciente informe que el cambio climático y sus consecuencias han llegado para quedarse, ¿existe todavía la oportunidad de mitigar algunos de los peligros y volver a un lugar de relativa seguridad para la humanidad?


El reto de sobrevivir a los próximos 50 años se considera ahora una crisis existencial en todo el planeta; tenemos que trabajar juntos urgentemente, sólo para asegurar un futuro a corto plazo para la civilización humana. Los patrones climáticos globales se alteran violentamente: Grecia arde; el sur de Inglaterra se inunda; Texas ha tenido el clima más frío de su historia, mientras que California y Australia sufren incendios forestales apocalípticos. Todos estos acontecimientos violentos y que baten récords son el resultado directo del rápido calentamiento del Ártico, que se produce más rápidamente que en el resto del mundo. Un Ártico caliente desencadena nuevas corrientes oceánicas y aéreas que cambian el clima para todos.


La única manera de revertir algunos de estos patrones catastróficos, y de recuperar una especie de estabilidad en el clima y los sistemas meteorológicos, es la "reparación del clima" - una estrategia que llamamos "reducir, eliminar, reparar" - que exige que avancemos muy rápidamente hacia las emisiones globales netas cero; que haya una eliminación masiva y activa de los gases de efecto invernadero de la atmósfera; y, en primer lugar, que volvamos a congelar los polos y los glaciares de la Tierra para corregir los patrones climáticos salvajes, ralentizar el derretimiento del hielo, estabilizar el nivel del mar, y romper los bucles de retroalimentación que aceleran implacablemente el calentamiento global. No hay una u otra opción.


Reducir las emisiones

Alrededor del 70% de las economías mundiales tienen compromisos de emisiones netas cero en diferentes plazos, pero esto ha llegado demasiado tarde para restaurar la estabilidad climática.


El IPCC ha pedido que se acelere el progreso en esta trayectoria, pero pase lo que pase, las actuales tasas de emisión de gases de efecto invernadero en la atmósfera implican un calentamiento global de 1,5℃ para 2030 y bastante más de 2℃ por encima del nivel preindustrial para finales de siglo, un resultado devastador. En particular, el derretimiento del hielo y el descongelamiento del permafrost se consideran inevitables incluso si se logran reducciones rápidas y profundas de las emisiones de CO₂, y el aumento del nivel del mar continuará durante siglos como resultado. En todas las zonas del mundo, los fenómenos climáticos serán más graves y frecuentes, ya sean inundaciones, calentamientos, erosión costera o incendios.


No cabe duda de que hay medidas importantes que aún pueden reducir la magnitud de esta devastación, como una reducción más rápida y profunda de las emisiones. Sin embargo, esto no es suficiente por sí solo para evitar lo peor. En conjunto, hay pruebas reales de que la eliminación masiva de los gases de efecto invernadero de la atmósfera y soluciones como la reparación de los polos y los glaciares de la Tierra podrían ayudar a la humanidad a encontrar una salida sostenible a esta crisis.


Eliminar los gases de efecto invernadero

Eliminar el CO₂ y los gases de efecto invernadero equivalentes de la atmósfera, con el objetivo de volver a las 350ppm (partes por millón) en 2100, implica crear nuevos "sumideros" de CO₂, almacenes a largo plazo de los que el CO₂ no puede escapar. Los sumideros operan a muchas escalas, con la plantación de bosques, la restauración de manglares, la preservación de los humedales y la turba, todos ellos de crucial importancia.


Los proyectos de gran envergadura, como la restauración de la meseta de Loess en China, demuestran la posibilidad de eliminar CO₂ a gran escala, con múltiples beneficios adicionales de producción de alimentos, mejora de la biodiversidad y estabilización del clima.


La restauración del hábitat también puede tener sentido desde el punto de vista económico. En Filipinas, los manglares son el centro de un análisis de costes y beneficios. Los manglares capturan cuatro veces más carbono que la misma superficie de bosque tropical, proporcionan numerosos servicios ecosistémicos y protegen contra las inundaciones, lo que confiere beneficios socioeconómicos y reduce considerablemente el coste de hacer frente a los fenómenos meteorológicos extremos.


Deben crearse nuevos y grandes sumideros de carbono siempre que sea posible de forma segura, incluso en los océanos. Las intervenciones que imitan los procesos naturales, que se sabe que funcionan con seguridad "en la naturaleza", son un punto de partida viable. El fomento de los pastos oceánicos para restaurar la diversidad de los océanos y las poblaciones de peces y ballenas a los niveles de hace 300 años es una de esas posibilidades, que ofrece nuevas fuentes de alimentos sostenibles para los seres humanos, además de contribuir a los servicios de los ecosistemas climáticos y a los sumideros de carbono.

Geomimetismo: cómo imitar a la Naturaleza puede salvarnos del cataclismo climático - aquí

En la naturaleza, las salpicaduras de polvo rico en hierro procedentes de los desiertos o de las erupciones volcánicas llegan a la superficie de los océanos profundos, generando -en cuestión de meses- ricos pastos oceánicos, poblaciones de peces repletas y una gran variedad de fauna marina. Los estudios sobre la regeneración de las algas oceánicas (kelp) muestran toda la gama de impactos en la vida real, desde el aumento de las fuentes de proteínas para el consumo humano, hasta la restauración de los niveles preindustriales de la biodiversidad y la productividad de los océanos, y el secuestro extensivo de carbono.


La ampliación de la escala y el número de pastos oceánicos podría lograrse mediante la dispersión sistemática de polvo rico en hierro en zonas objetivo de los océanos de todo el mundo. El enfoque es intuitivamente escalable, y podría secuestrar quizás 30.000 millones de toneladas al año de CO₂ si se tratara anualmente el 3%, aproximadamente, de los océanos profundos del mundo. (Nota de Climaterra: la fertilización oceánica con hierro es un método de geoingeniería)


La creación de sumideros de carbono a gran escala de este tipo es fundamental para que la atmósfera vuelva a los niveles de CO₂ preindustriales. Mil millones de toneladas anuales de secuestro es el umbral mínimo que coordina el Centro de Reparación del Clima de Cambridge, dada la intensidad de la crisis climática. Aunque la escala de la intervención se denomina a veces "geoingeniería", el enfoque se acerca más a la plantación de bosques o la restauración de manglares. El objetivo es eliminar el CO₂ de la atmósfera por medios naturales, para volver a los niveles preindustriales en una sola generación.


Reparar el planeta

El reto inmediato es estabilizar el planeta, logrando un equilibrio manejable que dé una última oportunidad de cambiar a las energías renovables y hacia una economía global circular, con nuevas normas de gestión urbana, rural y oceánica. "Reparar" busca sistemáticamente sacar a la Tierra de los puntos de inflexión climática (que, por definición, no pueden ocurrir sin un esfuerzo directo), proporcionando un marco de apoyo en el que se pueda "reducir" y "restaurar". Se necesita voluntad política y social.


El esfuerzo más urgente es volver a congelar el Ártico, interrumpiendo una sombría espiral de aceleración de la pérdida de hielo, el aumento del nivel del mar y la aceleración del cambio climático y los violentos cambios meteorológicos globales que provocan. Las temperaturas del Ártico han aumentado mucho más rápido (y cada vez más) que las temperaturas medias mundiales, en comparación con los niveles preindustriales. La figura 1 lo muestra claramente desde 1850 hasta la actualidad.


Figura 1: comparación entre el cambio de la temperatura media mundial y el cambio en la región del Ártico desde 1850 hasta la actualidad. Proporcionado por Nerilie Abram con datos del IPCC, ANU, Australia, 2021


El deshielo del Ártico encarna una poderosa fuerza de retroalimentación en el cambio climático. El hielo blanco refleja la energía del Sol lejos de la Tierra antes de que pueda calentar la superficie. Esto se conoce como el efecto albedo. A medida que el hielo se derrite, el agua del mar, de color azul oscuro, absorbe cantidades cada vez mayores de la energía del Sol, el calentamiento aumenta y cada verano desaparecen zonas de hielo más grandes, ampliando la aceleración. Las temperaturas del Ártico rigen los vientos, las corrientes oceánicas y los sistemas meteorológicos de todo el planeta.


Se está llegando a un punto de inflexión: la pérdida de hielo marino se está convirtiendo en permanente y se está acelerando; el hielo de Groenlandia le seguirá y acabará elevando el nivel del mar en más de siete metros. La pérdida total puede durar siglos, pero, década tras década, los efectos serán cada vez mayores. A mediados de siglo, el deshielo será irreversible y el aumento del nivel del mar dejará a los países de baja altitud, como Vietnam, en una situación desesperada, con la certeza de que se reducirá la producción mundial de arroz, muchos millones de refugiados climáticos y ninguna vía obvia para esas naciones.


El rápido aumento de la temperatura en el Ártico va acompañado de una rápida y acelerada pérdida del volumen de hielo marino mínimo (de verano) (Figura 2), lo que acelera aún más el aumento de la temperatura en una espiral de bucles de retroalimentación que se refuerzan.


Figura 2: disminución del volumen mínimo anual de hielo marino del Ártico 1980-2020. Proporcionado por Nerilie Abram con datos del IPCC, ANU, Australia, 2021


Es vital que el mundo se aleje de este punto de inflexión del deshielo y que repare el Ártico lo más rápidamente posible. Se sabe que el abrillantamiento de nubes marinas, en el que bombas flotantes alimentadas por energía solar rocían sal hacia arriba para abrillantar las nubes y crear una barrera reflectante entre el Sol y el océano, enfría las superficies oceánicas y es una forma prometedora de promover el enfriamiento del Ártico en verano. Imita a la naturaleza y puede ampliarse o reducirse de forma flexible. Se están realizando estudios sobre el abrillantamiento de las nubes marinas, sus impactos climáticos y sus interacciones con los sistemas humanos.


Al igual que la promoción de los pastos oceánicos, estas soluciones deben ser analizadas críticamente, pero ya no hay duda de su importancia crucial.


Lo que hagamos en los próximos cinco años determina la viabilidad del futuro de la humanidad. Incluso si reducimos nuestras aspiraciones a la "supervivencia", fijándonos en una escala de tiempo de 50 años más o menos, los retos son desalentadores. La humanidad se merece algo mejor. Sabemos lo que hay que hacer para poder imaginar miles de años de civilización humana por delante, así como detrás de nosotros.

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