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Bill Gates y el complejo de Mesías


Depósito en Tanzania con fertilizante "que sacará a millones de la pobreza" 2018

Por Carolina Flynn para Climaterra.org - Febrero 2021

Gregory Bateson, "Ése es el paradigma: tratar el síntoma para que el mundo sea seguro para la patología".

Bill Gates está en todo y en todas partes y paradójicamente sus soluciones no intentan abarcar al "Todo" sino a la parte.


Ocupó los medios durante todo el 2019 porque había predicho la aparición de la pandemia en una charla TED, luego porque con su Fundación se constituyó en un foco de consulta y de opinión, o por la financiación de vacunas, o por sus descubrimientos (financió el ARN mensajero que fue clave para que tuviéramos vacunas), o por su ayuda al "Tercer mundo" a sortear la crisis de salud.


En enero de este año, ya estaba adelantándose al próximo problema mundial: el cambio climático. Los medios nos informaban que quería: "tapar el sol para acabar con el calentamiento global". En realidad es uno de los financistas de un proyecto de la Universidad de Harvard que tiene como objetivo intervenir a gran escala en el clima del planeta. En el mismo mes también era noticia porque se está dedicando a acumular tierras: es hoy el mayor terrateniente de tierras agrícolas en Estados Unidos con casi 100.000 hectáreas.



Sí, escuchó bien, él, que genera 10.000 veces más emisiones de carbono (1.600 tns de carbono y 340.000 km en vuelos) que la persona media, y por ende uno de los individuos que más calienta el planeta, nos enseña a los simples mortales y a los líderes del mundo que hay que hacer para evitar el colapso.



Figura - DW: Las emisiones per cápita de Bill Gates fueron de 1.600 toneladas anuales en 2017, las emisiones de un habitante de Burundí de 0.027 toneladas.



En una entrevista en CNN, el periodista Anderson Cooper le preguntó: "¿Es usted el mensajero correcto en esto, porque usted vuela mucho en aviones privados y usted mismo está creando muchos gases de efecto invernadero?"


Gates respondió: "Sí, probablemente tengo una de las mayores huellas de gases de efecto invernadero del planeta, sólo mis vuelos personales son gigantescos".


Pero no se preocupe lector, porque él tiene la solución:


"Ahora, estoy gastando bastante (unos 7 millones de dólares) para comprar combustible de aviación que fue hecho con plantas. Ya sabes, me cambié a un coche eléctrico, uso paneles solares, estoy pagando a una empresa a un precio muy alto para sacar un poco de carbono del aire y meterlo bajo tierra, así que estoy compensando mis emisiones personales. "


Hay tantas cosas mal en estas frases que es difícil saber por donde empezar:

  • - Los biocombustibles tienen efectos desastrosos sobre la biodiversidad. Bill Gates no parece estar muy preocupado por la Sexta Extinción Masiva en marcha o por las advertencias del IPBES, el Panel de expertos en Biodiversiad de la ONU: La pérdida de biodiversidad es tan catastrófica como el cambio climático advirtieron en 2019. De hecho este mismo Panel emitió un documento a causa de la pandemia en el que señalaba: "Hay una sola especie que es responsable de la pandemia de COVID-19: nosotros. Al igual que las crisis del clima y la biodiversidad, las recientes pandemias son una consecuencia directa de la actividad humana, en particular de nuestros sistemas financieros y económicos mundiales, basados en un paradigma limitado que premia el crecimiento económico a cualquier precio.

  • - Los métodos de captura de carbono presentan grandes, de hecho muy grandes interrogantes. Son por ahora un sueño. La efectividad es baja, los costos, el uso de energía y de recursos para infraestructura muy altos. Esto requiere una infraestructura colosal, y si estas técnicas se aplicaran a gran escala para regular el clima, requerirían una enorme cantidad de energía. Además de los peligros de la alteración incontrolada de los ciclos naturales, estos diferentes métodos plantean muchos más problemas de los que resuelven, y no abordan la biodiversidad ni otros objetivos de desarrollo sostenible.

  • - La injusticia climática. El 1% de los más ricos es responsable del doble de emisiones que la mitad más pobre de la humanidad (3.100 millones de personas), que son y serán los más vulnerables a la hora de enfrentar las consecuencias: hambrunas, migraciones, enfermedades y muerte. El tener dinero, (su fortuna está valuada en 120.000 millones de dólares) no le da derecho a calentar la atmósfera y pagar para que se secuestre el carbono (pagó unos $7 millones de dólares). Tenemos un presupuesto de carbono de unos 300 Giga Toneladas para que la Tierra no sobrepase el 1.5ºC, presupuesto que se agotará en unos 7 u 8 años. Esto que nos queda hay que administrarlo para TODA la humanidad, Con ese criterio, y dado que tienen el dinero para hacerlo las 100 personas más ricas del mundo se consumirían el presupuesto de carbono, dejando el resto sin nada.


Lo peor es que esto que hace a nivel individual es lo que intenta impulsar y promover como plan climático.


¿Cómo?

Gates no ve ninguna solución por fuera de la tríada mercado-tecnología-política. Ninguna. Y no pierde tiempo para accionar e influenciar en las tres.


En primer lugar está en el centro de todos los temas relacionados con la geoingeniería, que como dijimos, es el plan de intervenir en el clima de la Tierra -¡ni más ni menos!- a gran escala. El principal proyecto que financia es el de rociar o pulverizar la atmósfera con dióxido de azufre (más precisamente con 5 millones de toneladas anuales) para que pasen menos radiaciones solares y producir el enfriamiento de la Tierra. Pero esto no sería sólo una única vez, sino por décadas, por siglos o milenios y si lo quisiéramos detener, o no pudiéramos por algún motivo continuarlo, la Tierra sufriría una aceleración del calentamiento de 10 a 20 veces por el llamado "problema de la terminación".


En su libro The Planet Remade, el periodista Oliver Morton llama a Gates el "sugar daddy" de la geoingeniería y concluye que "Keith y Caldeira (científicos que son asesores de Gates y se encuentran en casi todos los proyectos en los que financia) habrían sido líderes en este campo por su trabajo, pero tener este fondo a su disposición les dio un peso extra. Les ha permitido apoyar trabajos que de otro modo no habrían sido apoyados, y crear un espacio para debates que de otro modo no habrían tenido lugar". Ahora crece la preocupación de que este pequeño pero influyente grupo de científicos, y sus partidarios, puedan tener un efecto desproporcionado en las principales decisiones sobre la investigación y la política de geoingeniería.


Según él la ingeniería del clima de la Tierra sería una solución de última instancia, pero hay que tener en cuenta que esta "solución" es un experimento a escala global, donde todos los terrestres seremos los conejillos de indias. ¿Qué podría salir mal?


Todas las soluciones que ofrece en su libro son mayormente apuestas a "innovaciones milagrosas": la energía nuclear de 4ta generación, las super semillas resistentes a la sequía (sí, más fertilizantes químicos y pesticidas y más organismos genéticamente modificados) y la estrella de todas las tecnologías salvadoras: la captura de carbono.


El intento de capturar o secuestrar carbono artificialmente, no es algo nuevo, y a pesar de las promesas, la triste realidad es que aún no se ha logrado que lo hagan a la escala necesaria. No son más que proyectos con escasos resultados. Tenemos que seguir intentando. Pueden ser útiles en el futuro, pero nada, absolutamente nada sustituye la necesidad de reducir las emisiones primarias hoy. Y deberíamos reducirlas en un ~50% esta década.


Si queremos ser un poco más exactos y parafraseándolo: de las 51 GT (ó 51.000 millones de toneladas) que emitimos anualmente, todas esas tecnologías logran capturar Cero GT. Y esa es la columna vertebral de su plan.


Confiar en tecnologías que no existen para salvar el sostén del que dependemos todos es jugar a los dados con los 8000 millones de habitantes del planeta y de todos los vivientes.


Bill Gates parece olvidarlo.


De lo que no se olvida es de trabajar para que su plan para el mundo, el que él diseñó para todos nosotros, ya sea en salud, en agricultura (la Fundación Gates junto con la Fundación Rockefeller, fundaron la Alianza para la Revolución Verde en África (AGRA) que consiste en distribuir semillas transgénicas, fertilizantes y pesticidas), en energía, o para frenar el cambio climático (que de nuevo: ¡la única solución es emitir menos carbono!) estén en la agenda pública mundial.


Como el mismo lo dice, presentó su libro en este momento para que forme parte del debate de la importantísima y clave Cumbre Climática -COP 26- que se llevará a cabo en el Reino Unido a finales de este año, y como cuenta en todas sus entrevistas siempre está "hablando" con todos los líderes y decisores de políticas:


Es decir tenemos en el centro de la escena mundial a un individuo cuya mirada del mundo no debe confrontarse con la de nadie, ni debe consensuar con nadie porque tiene los medios para hacer lo que quiere, un individuo que no votó nadie ni es responsable ante nadie, pero con un poder inmenso, moviendo hilos importantísimos que van a determinar el futuro del planeta y la humanidad entera.


Y no importa lo que puedan aconsejar los científicos o lo que podamos pensar mayoritariamente con respecto a:

- la geoingeniería solar: "Es probable que no se llegue a utilizar. Pero cuando te enfrentas a este problema catastrófico, hay que ver qué cálculos te llevan a un callejón sin salida y cuáles no, y hay que ponerse en marcha".

- la energía nuclear: "Si conseguimos que funcione y recibe la aprobación de la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos, que es la mejor del mundo, solo entonces iremos a otros países para plantearles su uso".

- el glisfosato y la agricultura industrial: "Ver a los trabajadores llenar las bolsas con los diminutos gránulos blancos que contienen nitrógeno, fósforo y otros nutrientes para las plantas fue un poderoso recordatorio de cómo cada onza de fertilizante tiene el potencial de transformar vidas en África." Gates reconoce que los fertilizantes sintéticos dañan el clima. Como solución, Gates espera que haya inventos tecnológicos en el horizonte, incluido un proyecto experimental de ingeniería genética de microbios para fijar el nitrógeno al suelo. "Si estos enfoques funcionan", escribe Gates, "reducirán drásticamente la necesidad de fertilizantes y todas las emisiones de las que son responsables". Mientras tanto,


Bill Gates piensa que sabe más y tiene el poder de influenciar e imponer su agenda.


Cuando le preguntan si no ha depositado mucha fe en la tecnología, si no habría que rever el sistema global, nos dice que "no vamos a dejar de volar, ni de construir edificios, ni de transportar mercancías, ni de criar ganado", que vamos a necesitar usar más electricidad, que la manera de lograr la meta "no es dejando de conducir, sino conduciendo un auto verde".


Cuando se le pregunta sobre las soluciones basadas en la naturaleza, como plantar árboles, restaurar ecosistemas para eliminar el CO₂ de la atmósfera, que son las únicas que realmente funcionan y están disponibles hoy, (la naturaleza absorbe el 41% de las emisiones anuales) nos responde: "Bueno, por desgracia, ya sabe, con 51 000 millones de toneladas de emisiones.... Es bueno para la naturaleza plantar árboles en muchos lugares pero el porcentaje de reducción de emisiones no va a ser muy elevado (los científicos , en cambio, piensan que pueden proporcionar más de un tercio de la mitigación climática rentable necesaria de aquí a 2030 para estabilizar el calentamiento por debajo de los 2 °C) (...) el coste por tonelada, para financiar eso, es muy, muy alto. Así que las nuevas tecnologías de captura de carbono "será la única manera de hacer frente a los 51 000 millones de toneladas emitidas cada año".

Figura: la naturaleza a través de la tierra y los océanos secuestra el 41% de las emisiones anuales. Las tecnologías humanas no han logrado ningún secuestro significativo.


Es decir para él las 51GT de emisiones es lo natural, sobre lo que no podemos hacer nada. El 41% del secuestro de carbono que hace la naturaleza anualmente, que está disponible y al alcance de todos para él no sirve, no alcanza y es desechado como solución en favor de soluciones tecnológicas de captura de carbono que aún no existen, que se vienen prometiendo desde hace décadas, son costosísimas (U$ 400 la tonelada, a 51.000 millones de toneladas, haga la cuenta) y requieren mucha energía, mucho calor y mucha infraestructura y que hasta ahora no han logrado capturar ni siquiera Cero GT de carbono.


No hace falta hacer demasiadas cuentas para saber que plantar árboles, restaurar ecosistemas, utilizar mejores técnicas agrícolas que secuestren carbono, no puede ser más costoso que toda las tecnologías que está proponiendo. La tonelada de carbono que absorben 2 árboles medianos en 50 años de vida con su tecnología cuesta $400 dólares. Además, las soluciones basadas en la naturaleza son clave para solucionar la otra gran crisis en la que se encuentra el planeta la de la acelerada pérdida de la biodiversidad que es tan grave como la climática.


Los medios

Pero además de llegada directa e influencia que ejerce en el ámbito político, dispone de la vitrina mundial de los medios de comunicación.


No, no es dueño de ninguno como Jeff Bezos, por ejemplo. Pero tiene asegurada la presencia inmediata en todos los medios más importantes de cada idioma cuando quiere ser noticia, por exactamente la misma plata que invirtió el propietario de Amazon. Gates patrocina a una docena de medios mundiales de primera línea: hasta finales de junio de 2020 su Fundación había concedido más de 250 millones de dólares destinados al periodismo. Entre los beneficiarios se encontraban medios de comunicación como la BBC, NBC, Al Jazeera, ProPublica, National Journal, The Guardian, El País, Le Monde, Der Spiegel, Univision, Medium, Financial Times, The Atlantic, Texas Tribune, Gannett, Washington Monthly, y el Center for Investigative Reporting; y organizaciones benéficas afiliadas a medios de comunicación, como BBC Media Action y el Neediest Cases Fund del New York Times.


La generosidad de Gates parece haber contribuido a fomentar un entorno mediático cada vez más amigable para la organización benéfica más visible del mundo y para su fundador. No es de extrañar que las preguntas que se le hagan no sean muy incómodas, que las críticas sean inocuas y que goce del prestigio del buen filántropo.


"Cuando se habla con Gates, existe un impulso de deferencia que afecta a pocas personas de fama equivalente", dice la periodista de The Guardian que lo entrevista. Contintúa "La celebridad es una cosa, pero la riqueza -la verdadera riqueza del antiguo hombre más rico del mundo- es algo totalmente distinto; uno tiene la sensación de que se le ha concedido una audiencia con el Gran Hombre".


No es de extrañar que Gates disfrute de una reputación de multimillonario bueno, dedicado a la filantropía y a resolver los problemas del tercer mundo con su fundación.


Tampoco es de extrañar que empiecen a florecer las teorías conspirativas a su alrededor. En un mundo post verdad, donde ya no conocemos que es cierto y que no, personajes con este nivel de dinero, poder e influencia, que no debe someterse a ninguna elección ni rendir cuentas a nadie, empieza a despertar todo tipo de sospechas.


El hombre-dios

A nivel personal no podemos decir nada, quizás sea una buena persona. Pero como dice el dicho "el infierno está poblado de buenas intenciones".


Lo cierto es que muchas de las políticas que impulsa a nivel global son peligrosas y riesgosas, sigue proponiendo soluciones tecnológicas a los problemas creados por la propia tecnología, sigue apostando a soluciones que perpetúan el crecimiento en un planeta finito. Soluciones que siguen tratando la parte y no el todo, el síntoma y no la enfermedad: una forma de vivir que está por encima de las posibilidades de regenerarse del planeta.


¿Es de extrañar lo que hace? para nada. Bill Gates es el hombre ideal del proyecto moderno, aquel que se inició en el Renacimiento y soñó con conquistar, dominar y controlar a la naturaleza con la razón y sus brazos ejecutores, la ciencia y la técnica. Es el interprete ideal del proyecto cuyo motor es el mito del progreso, el del crecimiento ilimitado, el que no reconoce límites físicos, el que hace de la acumulación material el sentido de la vida. Es la encarnación del hombre-dios del antropocentrismo.


Y a los Bill Gates, Elon Musk o Jeff Bezzos, como fieles exponentes del proyecto egoico-mental-racional, ya no hay logro personal que les alcance: ni ser los más ricos, los más inteligentes, los más poderosos. Necesitan, ahora, conquistar el espacio o ser los salvadores del planeta. Después de todo como dice Ernest Becker, "el anhelo humano por más puede nutrirse ilimitadamente, porque es una criatura que habita un mundo de símbolos y sueños y su sentimiento de autovaloración se constituye simbólicamente sobre una idea abstracta de su propio valor. Entonces, como animales que adquieren el sentimiento de valía simbólicamente tiene que compararse cada minuto para no ser segundo. Tiene que ser un héroe, contribuir lo más posible a la vida, mostrar que cuenta más que nadie".


Pero sobre todo como dice Clive Hamilton "Perseguir la reducción de emisiones es admitir que la sociedad industrial ha perjudicado a la naturaleza, mientras que la ingeniería del clima de la Tierra (o la captura de carbono, o cualquier solución tecnológica que propone) sería la confirmación de nuestro dominio sobre ella: la prueba final de que, sean cuales sean los pequeños errores cometidos en el camino, el ingenio humano y la fe en nuestras propias capacidades siempre triunfarán."


Y añadiría: tener que admitir que hay que reducir las emisiones, reducir el consumo, reducir el crecimiento, es tener que cuestionar el mito del progreso en el que descansan todas nuestras sociedades, es darnos cuenta que los estilos de vida que admirábamos y en el que poníamos nuestro deseo, no eran más que apuestas ecocidas que nos dejaban sin planeta, es admitir que el norte global se llevó al planeta puesto,


¿Y a qué quedaría reducido Bill Gates, el hombre con mayores emisiones en el planeta?



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